La dinastía musical Cóndor

Por: Soledad Basante
Segundo Cóndor fue un artista quiteño apasionado por nuestra música. Dominaba incontables instrumentos y dejó para la posteridad un valioso lote de obras de pequeño y gran formato.
Colaboró con artistas como: Loli Burneo, Sandra Bonilla, Margarita Laso, María Tejada, Grupo Los Illinizas, Supay, con las Orquestas Don Medardo y sus Players, La Gran Sociedad, entre otros.
Sin duda, uno de sus aportes más grandes a la cultura ecuatoriana es haber fundado la Orquesta de Instrumentos Andinos junto con Tito Guevara, Patricio Mantilla y Enrique Sánchez. Su anhelo en común era tener un repertorio propio y ser una puerta para los compositores locales.
Realizó varios arreglos para voces femeninas, pensando en sus hijas: Natacha, Salomé y Andrea, quienes también brillan con luz propia en la escena nacional.

Ellas hablan de este hombre que “todo lo hacía bien” con profunda admiración. Y sueñan con ordenar el archivo de las creaciones de Segundo, registrar algunas obras y completar otras. Él compuso Bombas, Albazos, Yaravíes, Danzantes, Pasacalles, Pasillos, Sanjuanitos y más. Hay muchas canciones escritas que aún no han sido interpretadas en público. Ellas planean continuar con los proyectos de su padre, hacer conciertos o quizá un disco en el futuro.
“Tenía una forma muy peculiar de escribir, utilizaba sus vivencias para hacer sus grandes obras” dice Salomé. “Él hizo muchas obras inspiradas en sus hijos. Me parece que inspirarse por un ser amado es lo más puro” añade Natacha. “Mi padre nos ha llenado de música todo el tiempo” comenta Andrea.
La obra llamada Redentor, tiene 3 movimientos y cada uno describe a sus 3 últimos hijos. Andrea con orgullo resalta: “Asiri, que significa sonrisa, es una de las composiciones más bellas que hizo y me la dedicó a mí.” Natacha, en su memoria, cantó el pasillo La Espera para una audición, mientras que Salomé destaca obras como Loresisa, Pachacamac o el villancico “el Niño del Juncal” sobre el cual ha venido trabajando, “quisiera que todo el mundo la cante”, dice con entusiasmo.

En septiembre de 2016 se estrenó la Misa Ecuatoriana de Segundo Cóndor. Hay obras que fueron pensadas en formatos “majestuosos, imponentes, grandes” explica Salomé. Segundo Cóndor dejó casi todo listo, pero su amigo, Tadashi Maeda, logró finalmente ponerla en escena. Tadashi grabó y compuso varios temas en conjunto con Segundo durante sus últimos años de vida. Cuenta que intercambiaban arreglos y dirección en algunos conciertos. “Él siempre estaba muy abierto a crear nuevos ritmos, era capaz de tocar electrónica, clásica, tropical, pero su corazón siempre se quedaba con la música ecuatoriana”.
“Su expresión era única, llena de curiosidad, venía de lo popular. Su cultura es algo que el conservatorio no puede enseñar”, resalta Tadashi. “Yo como músico extranjero a menudo le preguntaba: ¿Por qué usa esa nota? y él respondía –“porque así queda bonito”.
Tatiana Carrillo, compañera del Centro Cultural Mama Cuchara, conmovida expresa: “hablar de Segundo es referirse a una persona íntegra e integral: buen músico, excelente amigo, gran profesional, increíble chef. Transparente, acolitador, de los que no niegan un favor”.
Los aprendices del Maestro Cóndor cuentan que, si no tenían para pagarle, él igual les daba la clase y hasta los motivaba diciendo: “No importa, la mejor recompensa es que hayas estudiado”.
Segundo no obligó a sus hijas a estudiar música. Las apoyó en el camino que ellas eligieran. Pero el llamado siempre estuvo en la sangre. Las 3 son ahora muy reconocidas protagonistas de Óperas, solistas de musicales y dirigen sus propios proyectos artísticos.

Andrea Cóndor (37 años) Es licenciada en Pedagogía musical. Solista mezzosoprano de la Escuela Lírica Fundación Teatro Nacional Sucre de Quito. Se ha destacado en roles principales de obras como La Rondine, Faust, Carmen, Eunice, Cruzar la Cara de la luna, etc. Ha sido solista en sinfonías, réquiems y conciertos, junto a las Orquestas de Cuenca, Loja y la Sinfónica Nacional. De su trayectoria musical ella destaca: “en este punto de mi carrera no sólo tengo la herramienta de lo académico sino tengo las raíces que se las debo a mi padre”.
Salomé Cóndor. (29 años) Recuerda haber asistido de la mano de Segundito a los ensayos de la OIA desde los 5 años.Empezó actuando en unballet Folclórico y a los 8 años entró al Coro Infantil del Conservatorio Nacional de Música. Todo lo canta con fuerza e ímpetu. Actualmente dirige el ensamble vocal femenino Armonía Voces y el coro D`yapa&son. Es parte de Fantasía Ensamble y del Coro Mixto Ciudad de Quito.
Natacha Cóndor. (24 años) Es vocalista de la agrupación de metal Southern Cross y al igual que sus hermanas mayores ha participado en musicales cómo: Les Miserables, Sweeney Todd y West Side Story. Pero Natacha además es modelo, maquillista, bailarina, y cantante. “No he dejado de lado nada porque al igual de mi padre sé que puedo tener muchas facetas.” ¡Él hacía tantas cosas!: era buen padre, cocinaba rico, fue estilista profesional, estudió arquitectura.
¿Estilista? – pregunto maravillada-. “Sí, él nos cortaba el pelo”, responden las hermanas sonriendo. “Cuando jóvenes, mis padres decidieron ponerse una peluquería para trabajar juntos y de la misma forma mi madre aprendió a cantar ya tocar el bajo para acompañarle, para estar con él.”
Cuando Segundo era niño con todos sus ahorros compró una guitarra a escondidas de su padre, que era carpintero y no lo quería metido en la música. Pero el abuelo de Segundo sí fue músico. Con ayuda de amigos Segundo fue aprendiendo las notas. “Calladito” así como compuso para tantos artistas compartiendo el crédito de su arte en lugar de reclamar protagonismo.
Una extraña enfermedad se llevó a Segundo Cóndor en septiembre de 2015, tenía 58 años. Las muestras de cariño no han cesado. Los compañeros de la OIA aún hablan de su generosidad. El Maestro Milton Arias Toscano, amigo de la Orquesta, le compuso el tema “Segundito” como homenaje póstumo y recuerda dulces anécdotas de cuando tocaban juntos. Hace falta el Maestro.