Entrevistas

Proyecto “H”: cuando la música nace en sensaciones extremas

Por David Pinto

El proyecto H de Tania Cortés se presentó en la Verbenera, como parte de un ciclo de conciertos por distintos lugares de Quito, como la Casa Mitómana y el Útero. Los integrantes son: Carlos Pabón en la batería; Juan José Correa en el contrabajo; en la guitarra Paola Proaño; y Tania Cortés en los teclados. Juntos desarrollan los temas compuestos por la fundadora de la agrupación, manejando un vocabulario que deambula entre la música contemporánea y armonía jazzística, sin ceñirse completamente a los límites de ninguno de ellos.

Me reuní a tomar un café con Tania para hablar un poco de la historia del grupo, de sus objetivos y de las distintas cualidades de su creación e interpretación musical, condensada en H.

David: ¿Qué es H y por qué esos integrantes?

H es el nombre de mi proyecto musical, somos un cuarteto: en la batería Carlos Pabón, Juan José Correa en el contrabajo, Paola Proaño en la guitarra y yo en los teclados. Carlos Pabón y Juan José Correa entraron junto conmigo a estudiar música en la Universidad San Francisco de Quito, con ellos compartí mucho, nuestros gustos musicales, conversaciones y algunas cosas en la vida. Conocí a Pao tiempo después en la universidad.

Integrantes del proyecto H

Con Juan José todo fue un poco más académico, mientras yo estudiaba las tardes piano clásico en el conservatorio Mozarte, él estudiaba jazz en las mañanas. Alguna vez nos vimos, pero nunca entablamos una conversación. En la universidad fue diferente, nos hicimos muy amigos, los dos nos saltamos la clase de “ear training 1” y él me ayudó con el bloqueo que tenía con el jazz, al inicio de la carrera. Lo que me queda de las numerosas conversaciones con Juan Jo es que le gusta mucho Stravinski y que siempre quisimos armar algún proyecto juntos, así que cuando ya tuve mis temas pensé que él era la mejor opción, tiene una buena técnica de pizzicato jazz y tuvo clases de arco, además de su interés por lo clásico.

No fui amiga de Pabs (Carlos), en un inicio, consolidar nuestra amistad fue como un proceso que se llevó a cabo junto con los diferentes proyectos en los que tocamos. Pabs es el pana con el que te cuentas chistes, con el que friegas, con el que lloras, se comparte todo y es bacán. Él siempre está buscando música nueva, a veces nos encontramos y solo nos sentamos a compartir lo último que hemos estado escuchando.

Paola Proaño es una nueva integrante. El primer guitarrista fue Cristóbal Piña, un buen amigo. Recuerdo que, en una clase de composición, nos tocaba desarrollar el tema de la politonalidad, hice un tema que a él le gustó y me ayudó a completar la forma. Le comenté que tenía otros temas y me dijo que quería formar parte del proyecto en cuanto esté armado, aunque al final Cristóbal no se quedó en H. Pao estaba en la universidad, pero era dos años mayor. Siempre me pareció una chica densa, en el sentido en que ella sabía cuales eran sus objetivos, siempre fue aplicada y concentrada. Recuerdo haberla visto muchas veces caminando sola por la universidad con su guitarra y su pelo largo. Un día estaba escuchando desde afuera la big band, no sabía quién era el guitarrista, sonaba bien, cuando acabó el ensayo y todos salieron, me di cuenta de que era la Pao la que estaba tocando, ella es súper buena. Ella se graduó y yo fui a su recital de grado porque quería escuchar sus arreglos. Fue después cuando me di cuenta de que ella escribía un montón de poesía. Yo estaba componiendo una obra para el festival de música contemporánea, y no sabía qué palabras utilizar, únicamente estaba segura del carácter que debía tener la obra y quería que sea alguien cercano a mí el que la escriba. La Pao asomó y le conté todo esto, enseguida me pasó todos sus textos, en ese momento pude conocerla de otra manera a través de su lírica. Cuando nos volvimos a encontrar me contó que estaba con ganas de tocar, me propuso que hagamos un dúo, justo en esa época Cristóbal había salido de la banda y yo necesitaba un guitarrista para un proyecto de música y comida de autor con Chiú.

De alguna manera todos en la banda tienen una sensibilidad especial que se alinea con lo que yo quiero para H y con lo que yo siento, como cuando alguien te cae bien o te llevas con cierto tipo de personas, por una u otra razón.

¿Cuál crees que sería el hilo conductor?

Creo que el hilo conductor es que a todos les gusta sentir un montón, a la Pao le gusta estar en extremos, al Pabs también. Los temas en un inicio nacieron de un millón de sensaciones en el extremo, una época entera de sensibilidad, de alguna manera ellos y su sensibilidad nutren a H.

¿Cuál es el aporte de cada uno en H?

Hay cierto tipo de cosas que yo quisiera trabajar con cada uno, pero por ahora ha sido un poco difícil, ahora el proyecto funciona así: yo llevo la composición y entre todos hacemos los arreglos.

Integrantes del proyecto H

¿Por qué en cada presentación existe un contenido visual que acompaña a la interpretación de los temas?

Ahora utilizo visuales porque puedo, en esta temporada Daniel Prieto es el que me está ayudando, pero la idea no es limitarme con solo visuales. En el primer toque Estefanía Montenegro me ayudó con esta parte, la idea era hacer una temporada con distintos formatos visuales. Quiero mezclar muchas disciplinas, he pensado hacer algo con iluminación, en Mitómana lo logramos porque hubo la oportunidad. He pensado en incorporar danza o pintura, pero siempre reflexionando en la conexión directa con la música, como lo que se hizo con la comida de autor con Chiú. Justamente, ahí busqué una interfaz diferente para llegar a la gente, puede que en la cena pop up, la música no haya sido el elemento principal, la comida se convirtió en la interfaz en ese punto. Con la cena de autor hicimos un menú en base al concepto del proyecto, de los temas, del proceso de creación, basándolo en mis gustos personales. El café fue el ingrediente principal de la cena (porque es algo que me ha acompañado a lo largo de mi vida).

H es el proyecto en el que los temas están anidados, es un hilo conductor entre los temas. A veces es un poco difícil hablar de todo esto porque la percepción que tengo de los temas siempre vendrá de una perspectiva interna. H es el producto de un diálogo conmigo misma, el producto de una época de mi vida, por eso cada tema es un día con uno o varios estados diferentes (justo el otro día estaba escuchando el disco de Bill Evans Conversations with myself, es un disco que graba en 3 sesiones distintas y hace overdubs de sí mismo). En H los temas tienen sabores diferentes, el estado 1 día 3 no es lo mismo que el estado 1 día 2. Con Chiú se buscó traducir todo esto a la comida, fueron 6 degustaciones que coincidían con 6 grandes partes del concierto y la idea era que las personas degusten la comida mientras nosotros tocábamos.

¿Te has planteado límites para este diálogo entre las diferentes manifestaciones artísticas en H?

No he pensado en límites, ni siquiera musicalmente el proyecto está limitado. Lo único estable en H es que todo se resume a conversaciones conmigo misma, con mi yo de distintas épocas. Componer y tocar es como volver a lo mismo, pero desde otro punto, a veces es bonito y a veces me resulta muy difícil, porque lo vuelvo a sentir, sea cual sea el sentimiento que intenté plasmar en el tema. Hay ciertos temas que me cuesta más trabajarlos, mueven cosas que a veces no quiero.

Como hemos estado tocando en bloques, me di cuenta del tiempo que pasó entre las primeras presentaciones y las últimas. Fue interesante, porque ahora todos estábamos en momentos distintos, con otros gustos que ayudaron de alguna manera a nutrir a H. Yo me compré un sintetizador, el Pabs estaba escuchando nueva música, el Juan Jo había estado tocando mucho más con arco. Todo esto influyó en no crear límites en la sonoridad, seguimos probando cosas nuevas y persiste la búsqueda desde lo musical y desde las otras disciplinas artísticas.

Otro hilo conductor de H es la música experimental, llega a ser experimental desde la tímbrica. Pero volviendo a la pregunta la idea no es limitarse. Hicimos este formato reducido de H, como yo lo llamo, en el que únicamente utilizamos piano y batería. El Pabs usaba un pad al que le había puesto samples y, en cambio, yo loopeaba melodías de la guitarra y las líneas del piano desde la computadora. Sonó algo totalmente distinto a lo que estoy acostumbrada con la banda completa, muchas texturas, un sonido mucho más paisajista, mucho menos jazz (sí hay una sonoridad jazz de alguna manera, aunque yo no quiera decir jazz, ya de por sí el contrabajo en pizzicato termina siendo jazz). Fue súper bonito el experimentar con formatos y cosas nuevas.

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* Fotógrafo, poeta, músico. Estudió artes plásticas en la Universidad Panthéon-Sorbonne y actualmente estudia comunicación con mención en literatura en la PUCE.
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