El Viajero

Etiopía y las iglesias rupestres de Lalibela

Texto y fotos Diego Tirira

Etiopía es país singular que a menudo es subestimado. Su riqueza histórica y cultural, en un vasto territorio montañoso, hace de este destino una alternativa excepcional. Recorrerlo por cuenta propia es una prueba de resistencia y de extrema paciencia, reservada solo para los viajeros más intrépidos. Se trata de un país que tiene su propio alfabeto y en donde casi nadie habla una lengua occidental, por lo cual la comunicación de quienes lo visitan se reduce básicamente a monosílabos, señas y gestos. En este particular escenario destacan las iglesias rupestres de Lalibela, un lugar único en el planeta.

Situada a 2,500 metros de altitud y en una región montañosa del norte de Etiopía, se encuentra Lalibela, una pequeña población de 15 mil habitantes formada por casas circulares construidas en adobe. En su perímetro se encuentran 11 iglesias medievales, excavadas y esculpidas enteramente en la roca madre.

Originalmente llamada Roha, la ciudad tomó su nombre actual en honor al rey Gebra Maskal Lalibela (1172–1212), quien, según cuenta la leyenda, estableció aquí la capital de su reino de acuerdo con instrucciones divinas recibidas en un sueño. Su propuesta era construir una representación simbólica de “tierra santa” basada en un complejo de iglesias que rivalizara con Jerusalén; de esta manera, muchos de sus edificios y sitios históricos tomaron nombres que eran empleados en aquella ciudad.

El complejo de iglesias rupestres de Lalibela, talladas en roca basáltica rojiza, se distribuye en tres grupos principales a ambos lados del río Yordanos (Jordán), pero comunicados entre sí por túneles, pasadizos y trincheras. El punto de inicio del recorrido es la iglesia Biete Ghiorgis (la casa de San Jorge), la más emblemática y la mejor conservada de todas. Fue tallada íntegramente en la roca madre en forma de una cruz griega a quince metros por debajo del nivel del suelo. Esta iglesia se encuentra separada del resto, al oeste del complejo.

Al norte se encuentran las iglesias de la Casa del Salvador del Mundo, la Casa de María, la Casa de la Cruz, la Casa de las Vírgenes Mártires, la Casa del Gólgota y la Casa de San Miguel; al sudeste y al otro lado del río Yordanos, están las iglesias de la Casa de Emanuel, la Casa de San Mercurio, la Casa del Abad Libanos, la Casa de Gabriel y Rafael y la Casa del Santo Pan. La iglesia de la Casa del Salvador del Mundo es la más alta y extensa del grupo y posiblemente sea la mayor iglesia monolítica del mundo.

La fecha de construcción de las iglesias no ha sido establecida con exactitud. Se piensa que la mayor parte fue construida durante el reinado de Gebra Maskal Lalibela, entre los siglos XII y XIII; sin embargo, se sospecha que tres de las iglesias tienen mucha mayor antigüedad, edificadas probablemente hacia la mitad del siglo VII; mientras que otras se piensa que se empezaron a construir a partir del siglo X. La iglesia de la Casa de María es posiblemente la más antigua de todas.

El mundo Occidental tuvo conocimiento por primera vez de las iglesias de Lalibela gracias a Francisco Álvares, un cura misionero de origen portugués que llegó a Etiopía en 1520. Su crónica escrita estuvo acompañada de varios dibujos que, junto con otras evidencias posteriores, han permitido constatar la erosión progresiva de la piedra y ciertos cambios en los edificios.

Las 11 iglesias rupestres se han convertido en un lugar sagrado de la cristiandad etíope (una rama antigua del cristianismo ortodoxo que es profesada por la mayoría del país) y un centro importante de devoción y peregrinaje; de hecho, Lalibela es considerada en Etiopía como una ciudad santa.

El complejo rupestre fue declarado por la UNESCO en 1978 como un Patrimonio Cultural de la Humanidad, debido a su valor histórico y arquitectónico, único en el mundo.

La visita a las iglesias rupestres se la realiza a pie y su recorrido no toma más de cinco o seis horas. Contratar los servicios de un guía es algo inevitable, dada la numerosa oferta, aunque muy pocos guías hablan inglés o cualquier otra lengua occidental. Se sugiere acordar con el guía el precio y las condiciones previo a la visita.

Guía de viaje para ecuatorianos:

¿Cómo llegar?

Viajar a Etiopía desde Ecuador implica un largo trayecto con al menos dos escalas en ruta, casi seguramente una de ellas en Europa; también existen conexiones desde Estados Unidos y Brasil (Aeropuerto Internacional de Guarulhos, en Sao Paulo). El principal aeropuerto del país se encuentra en su capital, Addis Ababa, desde donde se pueden tomar vuelos domésticos a cualquier destino interno, entre ellos a la ciudad de Lalibela. Otra opción es realizar el trayecto en bus desde la capital, que puede tomar dos largos días de viaje. No existen buses nocturnos, lo cual obliga a realizar una escala en alguna población intermedia.

¿Cuánto cuesta?

Etiopía es uno de los países más baratos del mundo; sin embargo, los precios que se pagan dependen del nivel de confort que se busque, en un país donde no existen muchas opciones para escoger. Quien aspire a vivir como la gente local o a viajar como mochilero la tendrá muy económico (USD 10 a 15 diarios), mientras que quien pretenda algo más de comodidad la puede tener bastante costoso (unos USD 80 diarios).

¿Cuándo ir?

Cualquier época del año, aunque es preferible evitar la época de lluvias, entre julio y septiembre.

Visado

Se requiere de un visado, que se debe obtener antes de iniciar el viaje. Si se va a ingresar a Etiopía por tierra, se puede solicitar el visado en las embajadas o consulados de cualquier país vecino.

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