“A la marihuana aún se la mira como una novelería, incluso desde la academia”

Por Reinaldo Endara / Foto Ricardo Guanín
El debate sobre la marihuana, al menos en el plano medicinal, se ha ampliado en varios países del mundo y ha concluido con la legalización de la planta en Uruguay, Chile, Colombia, Estados Unidos (parcialmente), Canadá, México, entre otros. El caso más reciente es el de Perú, donde hace poco se aprobó su uso y la investigación terapéutica.
Sin embargo, Ecuador no está en ese grupo y su debate se prolonga cada vez más o -para ser más claros- se ignora. En 2016 se presentó un proyecto de ley en la Asamblea Nacional, pero no avanzó. Pese a eso, colectivos y personas particulares impulsan el consumo medicinal desde las “sombras”, porque los resultados en pacientes son visibles.
La Caja Negra busca el debate también desde la academia. Para ello, el biólogo, investigador y docente universitario, Omar Vacas Cruz, brinda respuestas a varias interrogantes. Él ha trabajado alrededor de 18 años en investigación de plantas medicinales; hace 5, se ha especializado en el tema cannábico.
Marihuana: ¿planta o droga?
Es concebida como una droga porque tiene elementos psicoactivos que modifican, de alguna manera, los estados de conciencia del ser humano: hace a la persona más perceptiva.
También hay que verla desde la parte terapéutica de la planta. En los años 60, el profesor Raphael Mechoulam descubre el delta tetra hidro cannabinol (THC). Esta molécula se recepta en la parte superficial de la célula -actúa en las neuronas-, para tener esa psicoactividad o fase terapéutica.
¿Cuáles son sus propiedades medicinales?
Las propiedades medicinales de la marihuana radican en la cantidad de cannabinoides que contiene, que son compuestos orgánicos que se enlazan con los receptores cannabinoides del cuerpo y del cerebro y tienen efectos similares a los producidos por el cannabis. Los cannabinoides activan los receptores, que son parte del sistema endocannabinoide del ser humano, que actúa en varios procesos fisiológicos, como el apetito, sensación de dolor, humor, memoria…
Hagamos cuenta de una llave y una cerradura. Nuestro organismo produce un cannabinoide que se denomina anandamida, que actúa sobre ciertos elementos como un analgésico en el cuerpo. En temas de bioquímica, hablamos de que el THC, por mimetismo químico, se pega a estos receptores, igual que se pega la anandamida que producimos naturalmente en el cuerpo. Se adhiere y se convierte en la llave que abre una cerradura que está en las células, en este caso en las neuronas, y va a actuar de manera similar al endocannabinoide.
Todas las plantas tienen estos metabolitos secundarios, a través de los cuales se pueden obtener fitofármacos; es decir, sintetizar esa molécula y producir un fármaco que se pueda usar como medicina. En el mundo existen aproximadamente 300 mil especies de plantas, pero la única que produce estos cannabinoides es Cannabis Sativa (marihuana). No hay otra. Es una planta fuerte, de poder.
Pese a que en nuestro país aún es ilegal el uso de marihuana, incluso medicinal, hay quienes elaboran aceites y gente con diferentes enfermedades los consumen. ¿En qué consisten esos aceites?
Estos aceites son un caldo rico en cannabinoides. Tienen THC, CBD, CBN y otros más… Todos los que la planta produce.
En Ecuador son los autocultivadores los que se encargan de producirlos y difundir esta opción medicinal que ha dado buenos resultados. En la mayoría de países donde ya se ha legalizado el uso de cannabis medicinal, e incluso lúdico, se empezó de esta manera.
Aquí no sabemos lo que las personas están usando. Tenemos un aceite que responde a la experiencia del autocultivador y la gente lo consume, pero no se sabe lo que está consumiendo. Ninguna persona ha muerto y las probabilidades de que una persona muera consumiendo cannabis son casi nulas. Es más o menos como que alguien muera por consumir agua de anís.
¿Qué enfermedades pueden tratarse?
En Ecuador existen unos 500 mil pacientes con enfermedades catastróficas y raras, como: epilepsia, cáncer, glaucoma, asperger, lupus, autismo, fibromialgia. Está comprobado científicamente que el cannabis tiene un efecto positivo en muchísimas de éstas. Por ejemplo, neutraliza el avance del cáncer dentro del cuerpo.
A esto hay que incluir dos factores importantes: la fe y el efecto placebo. Al no saber exactamente qué tipo de cannabinoides tienen los aceites que se producen en Ecuador, estos dos puntos son importantes para que se potencie el tratamiento.
La academia tiene un reto en este contexto, porque si no hay investigación, el tema se queda como una mesa de tres patas.

Omar Vacas Cruz, biólogo, investigador y docente. / Foto de Ricardo Guanín.
¿El uso medicinal del cannabis cura o solo produce una mejor calidad de vida?
Ambas cosas. Hay casos de gente, en Ecuador mismo, que ha sanado por completo de cáncer. Han sido pocas personas, pero las hay.
En pacientes con fibromialgia que registran niveles de dolor demasiado altos, estos se disminuyen. Digamos que de un nivel 10 se puede bajar al 3 ó 2. Eso ya es mejorar la calidad de vida.
En pacientes epilépticos, solo con el consumo cannábico y reduciendo la medicación química de fármacos que se utilizan, se mejora su vida.
Hay que considerar que no siempre tenemos aceite cannábico disponible con el mismo productor. Cada autocultivador tiene una forma diferente de extraer los cannabinoides, por lo que la concentración de uno u otro puede variar y quizás no llegue a tener el mismo efecto en la persona que sigue el tratamiento.
Por eso en Ecuador seguimos peleando para que la Ley permita que esto se visualice y haya un procedimiento estable, con una metodología estandarizada.
¿Hasta qué punto la marihuana es puramente medicinal?
Si vemos desde el punto de vista de los cannabinoides, podríamos decir que el tema es terapéutico medicinal, pero, lamentablemente, siempre está por detrás el microtráfico y el tráfico de drogas. Hablar de un tema puramente medicinal no se ha podido en ningún país.
Pero hay pacientes a los que se les recomienda fumar marihuana como parte del tratamiento…
Hay pacientes que fuman y otros que, además de fumar, consumen también el aceite. Ahí habría que definir hasta dónde es lo medicinal y dónde empieza lo lúdico. Cuando un grupo de amigos se reúne un viernes para fumar marihuana y relajarse … ¿es algo que se puede tachar como drogadicción? ¿o es más bien un tema terapéutico en contra del estrés?
Este debate se debe ampliar. Ecuador ha entrado de a poco en este tren aunque todo quede en lo oculto o en el estigma de que si uno investiga o le ve lo bueno al cannabis “eres un fumón, un drogadicto”.
En Uruguay, el tema medicinal se dio por el tema lúdico. Y en la actualidad ya hay algunas farmacias controladas que venden aceite de marihuana.
¿El uso de marihuana como medicina implica algún riesgo?
Hay gente, por ejemplo, que toma té de la raíz de la marihuana que tiene ciertos alcaloides hepatotóxicos que pueden afectar al hígado. De ahí, no existe en los demás elementos de la planta algo que pueda causar una enfermedad mortal.
Si es tan saludable, ¿cómo entender la prohibición?
El 4% de la población mundial consume marihuana por motivos lúdicos. Estamos hablando de algunos millones de personas y atrás de eso hay tráfico. Además, es una de las plantas más hibridizadas del mundo y se la usa también como hachís, que es la resina de esta planta.
Debe existir un control, porque hay gente que está haciendo miles de millones de dólares ilegales a costa de la hierba como tal.
Si es que en algún momento se llegase a dar la legalización, se debe identificar quiénes van a autocultivar, cuántas plantas y, sobre todo, de qué variedades. Hay que identificar las semillas y tener un banco certificado de semillas y pruebas moleculares, para saber cuáles se cultivan para producir un aceite beneficioso para la salud humana.
¿Además del uso medicinal, la marihuana sirve para algún otro fin?
Claro. La subespecie ruderalis, que es originaria de Rusia, es especial para fibras textiles que se utilizan en diferentes campos industriales. También se puede elaborar papel y otra aplicación es la gastronomía.
La ubicación de Ecuador lo hace un lugar propicio para tener mejores variedades, tanto a nivel industrial como para temas terapéuticos.
Desde la investigación científica, ¿cómo se ve a esta planta?
Todavía con recelo. Aún se la ve como una novelería, porque la investigación cannábica, al menos en Ecuador, no existe. Hasta donde yo conozco no hay una universidad que se dedique a este tema por lo complejo que significa obtener un certificado por parte de la autoridad competente, que es la Secretaría Técnica de Drogas (Seted), así como equipar un laboratorio con la tecnología apropiada para investigar esta planta.
En Ecuador, aún estamos en pañales. Tenemos un proyecto de Ley que se presentó en 2016, pero ha quedado estancado.

Omar Vacas Cruz, biólogo, investigador y docente. / Foto de Ricardo Guanín.
¿La academia debe impulsar la legalización de la marihuana, en este contexto medicinal y hasta industrial?
Son los grupos organizados de la sociedad los que deben impulsar el tema. La academia debe cumplir su función de investigar y decir: “estos son los híbridos que se deben usar para curar determinado tipo de patologías”. Quien tiene que presionar a las autoridades es la sociedad civil, como la gente que padece de enfermedades catastróficas y raras, que ya se ha ido organizando de a poco.
En el caso de que se llegara a legalizar el uso de marihuana medicinal, ¿qué debería contemplar una legislación, desde el punto de vista de la investigación?
Además de lo que ya hemos hablado, de que hay un negocio ilegal detrás de la marihuana y de identificar quién, qué y cómo se debe cultivar; creo que se debe apoyar aquellos proyectos de investigación que tengan como objetivo principal mejorar la calidad de vida de los ecuatorianos.
La Seted maneja sus propios ritmos de entrega de permisos de investigación y también deberían proteger al investigador para que no tenga problemas legales.
Como investigador, ¿está de acuerdo con el uso lúdico de la marihuana?
Soy uno de los activistas que más propicia el uso cannábico con fines terapéuticos y medicinales en el país. Respecto a lo lúdico, hay que definir -como ya dijimos- si una reunión de amigos para fumar marihuana por temas de estrés, es o no terapéutico.
Yo estoy de acuerdo con el uso terapéutico porque hay estudios científicos que corroboran sanaciones totales en enfermedades.
¿Por qué en algunos países sí se da la legalización de marihuana, pero en Ecuador es algo que aún se ve de lejos?
Culturalmente, cuando aquí hablamos de marihuana, todavía hablamos de gente escondida por ahí en una casa abandonada que está fumando y no entendemos el tema terapéutico que puede derivarse. Nos hemos quedado atrás. Además, la religiosidad nos aprieta mucho. Cuando hablamos de temas cannábicos, de hojas de coca y de amapola, parecería estar ligado al pecado, por decirlo así.
Hay que informar e informarse para tener los argumentos necesarios y decidir si se va o no a usarla. Creo que el uso terapéutico de la marihuana es una pregunta que debería ponerse en una próxima consulta popular.