
Un medio digital relacionado al Banco Pichincha y Teleamazonas en un artículo reciente decía “…el Alcalde de Quito, Jorge Yunda, ocupa un puesto que muchos políticos anhelan. El sillón municipal está a una cuadra de distancia de Carondelet. Y hay quienes lo miran como una catapulta política para, después, cruzar la Plaza de la Independencia hacia el sillón presidencial”.
Parecería que los grupos económicos -incluyendo las empresas de medios de comunicación- no estuvieran dispuestos a que un “escenario no controlado” y con alta dispersión del voto se repita en Quito.
Y no se equivocan. Pichincha, con más de dos millones de electores mayoritariamente en Quito, es uno de los centros de mayor disputa electoral, incluso más que Guayas y Manabí.
Quien quiera llegar a ocupar el sillón presidencial, debe asegurar su influencia en esta provincia.
Parecería también que, durante los próximos meses, la atención se centrará en las tradicionales alianzas, pero mucho más en los intentos de desprestigio, chantaje y procesos judiciales en contra de actores claves.
Recordando un poco…
Quito dejó de ser el monopolio de una sola organización política -como parece ser Guayaquil- tras el rotundo fracaso de la Democracia Popular – Unión Demócrata Cristiana y sus figuras más conspicuas como Jamil Mahuad, Rodrigo Paz, Roque Sevilla, Ramiro Rivera, entre otros.
Con la pérdida de protagonismo electoral de la UDP-UDC, organizaciones como el PSC, CREO y SUMA han tratado de llenar ese vacío, aunque parecen insuficientes para evitar la amenaza de perder las elecciones. P
or esto no sorprende el intento por revivir viejas estructuras de la DP-UDC con aliados tradicionales.
Un nuevo panorama se perfila y estas organizaciones tienen un problema mayor: un alcalde ‘outsider’ que inició su gestión con 53% de aceptación y que al día de hoy bordearía el 80%, principalmente en razón de su gestión técnica y sensible durante la crisis sanitaria del COVID-19.
En el actual contexto, muchos quisieran tener a Jorge Yunda como aliado, por las buenas. O dejarlo anulado, por las malas.
Un ataque perfectamente cronometrado
El 26 de mayo se desató una estrategia mediática y política que intentó afectar la credibilidad e imagen de Yunda asociándolo a escándalos de corrupción con supuestas irregularidades en la adquisición de pruebas PCR -un tema sensible para la población-.
Esto coincidió con la decisión del COE metropolitano de cambiar a semáforo amarillo “especial”, a pesar de los pedidos por mantenerlo dos semanas más en rojo.
Pocos días después, el 30 de mayo, el exalcalde, Roque Sevilla, (ex DP-UDC), denunció que “funcionarios del área jurídica del proyecto del hospital temporal en el Parque Bicentenario pedían comisiones del 20% a los contratistas”.
Nunca reveló los nombres de los proveedores denunciantes, pero generó eco en uno de los concejales, Bernardo Abad: exasesor de Rodas, periodista de Teleamazonas y quien ahora enfrenta acusaciones por supuesto lavado de activos. El 1 de junio Abad insinuó una posible revocatoria de Yunda.
Estas acciones no serían aisladas sino responderían a una estrategia electoral.
A pesar de su fallido intento de usar su iniciativa “Para Todos” como plataforma política, Roque Sevilla intenta ser una de las voces fuertes para la reactivación productiva y económica, no solamente de Quito sino del Ecuador. Muy semejante a la estrategia de Lasso, pero con aún menos carisma.
Sevilla en Twitter se define como “ecologista, feminista, empresario exitoso con responsabilidad social, defensor de la banca ética, etc.” En definitiva, sería una opción “centrista” de la Sierra para las elecciones 2021.
Hay quienes lo mencionan como un posible binomio de un candidato de la Costa.
¿Qué le queda a Yunda?
Yunda tiene tres posibilidades: Enfrentar una posible destitución, escenario similar al que enfrentaba el recientemente fallecido Carlos Luis Morales. Tranzar con sus detractores para lograr una sobrevivencia condicionada o decidirse a construir un capital político propio, y seguir colocando la vida por sobre la politiquería electoral y las presiones económicas.
El tiempo se le acaba, pronto sabremos qué camino decidió tomar.