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La inevitable carrera de Corea del Norte por convertirse en potencia nuclear

Por Ramiro Mosquera / Infografías Rodney Espinosa

El show retórico que mantuvo Donald Trump con Kim Jong-un sobre el programa nuclear norcoreano durante meses se tornó, en los últimos días, en un asunto serio. Esto después de que Corea del Norte realizara el pasado 29 de agosto uno de los lanzamientos de “más provocativos” de las últimas tres décadas, al disparar un misil balístico de rango intermedio Hwasong-12 que sobrevoló la isla japonesa de Hokkaido.

No suficiente con esa maniobra militar, la postura desafiante de Corea del Norte se agudizó el pasado 3 de septiembre, cuando medios norcoreanos publicaron imágenes de Kim Jong-un inspeccionando una supuesta bomba de hidrógeno que puede ser cargada en un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés). Poco después, ese país llevaría a cabo su sexto ensayo nuclear, el más poderoso registrado hasta la fecha.

Datos preliminares del Servicio Geológico de los Estados Unidos registraron un sismo de magnitud 6.3 en la escala de Richter en el sitio de pruebas nucleares de Punggye-ri, ubicado al noreste de Corea del Norte. Según expertos, la magnitud del sismo sería producto de la detonación de una bomba de hidrógeno de 100 kilotones. La explosión sería al menos diez veces más fuerte que el último ensayo nuclear realizado en septiembre de 2016 y siete veces más poderosa que la bomba nuclear detonada por Estados Unidos en Hiroshima, en 1945.

Si se confirma que Corea del Norte detonó una bomba de hidrógeno, su programa nuclear le podría disuadir a Estados Unidos y sus aliados, porque el país asiático tendría las capacidades de infringir daños considerables, en caso de un eventual conflicto armado. Por eso, el reciente ensayo representa un punto de inflexión que agrava la situación en la península de Corea, al igual que las relaciones entre Estados Unidos y China.

¿Qué es una bomba de hidrógeno y por qué esto le convierte a Corea del Norte en un rival serio?

Llamada también bomba termonuclear o bomba h, es un arma nuclear cuyo diseño requiere que una bomba de fisión nuclear –separación de núcleos de átomos– dé inicio a un proceso termonuclear, en donde los átomos de isótopos de hidrógeno –deuterio y tritio– se fusionen, liberando así grandes cantidades de energía.

El diseño de este tipo de arma es más complejo, pues requiere de mayor desarrollo técnico y tecnológico. Por estas características, se tiene conocimiento que Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China son los únicos países con las capacidades necesarias para su fabricación.

Con el desarrollo de una bomba de hidrógeno, Corea del Norte se convertiría en un rival serio, porque demostraría un gran avance en el desarrollo de armamento nuclear.

Tras el primer ensayo, llevado a cabo en octubre de 2006, los expertos cuestionaron las capacidades nucleares norcoreanas porque se generó una explosión de entre 0.2 y 1 kilotón, cifra inferior al umbral histórico mínimo de 6 kilotones.

Que Corea del Norte haya ensayado con una bomba de hidrógeno, podría significar que ha mejorado sustancialmente en el desarrollo de su programa nuclear porque, además de producir una bomba más sofisticada y con mayor poder de destrucción, tendría las capacidades para instalar una bomba nuclear en sus misiles.

Otro motivo por el cual este hecho convertiría a Corea del Norte en un rival serio es la capacidad destructiva que tiene este tipo de armamento. Esa nación es conocida por desarrollar misiles con mala puntería. A diferencia de los misiles balísticos de países como Estados Unidos o Rusia, que pueden alcanzar objetivos con un nivel de error de 200 metros, los misiles norcoreanos se caracterizan por ser muy imprecisos (poseen niveles de error entre tres a cinco kilómetros).

Pero ahora Corea del Norte podría compensar la falta de precisión de sus misiles al recurrir a una bomba con mayor capacidad destructiva. Este factor, sumado a los avances en el desarrollo de este tipo de arma, genera mayor temor para Estados Unidos y aliados porque “el debate sobre si Pyongyang sería capaz de alcanzar Estados Unidos continental con un misil balístico cargado con una ojiva nuclear ha pasado de ‘si’ a ‘cuando”, según el Washington Post.

¿Por qué es inevitable una Corea del Norte nuclear?

La dinastía Kim cree que la única opción para obtener seguridad y supervivencia está en tener capacidades nucleares comprobadas. La necesidad de Corea del Norte de convertirse en una potencia nuclear se remonta a octubre de 1983, cuando, en plena Guerra Fría, Estados Unidos invadió la isla caribeña de Granada en la denominada Operación Furia Urgente.

La intervención militar estadounidense en Granada, además de intensificar la animosidad entre Corea del Norte y el país norteamericano, motivó a Kim Il-sung a desarrollar armamento nuclear para combatir una inminente amenaza de los de esa nación.

Para Kim, la invasión a Granada fue una señal, pues consideró que si Estados Unidos percibía a una pequeña isla productora de especias como una amenaza, eventualmente tendría a Corea del Norte bajo la mira.

Posteriormente, la intervención militar de Estados Unidos en Irak en 2003 -bajo el supuesto que Saddam Hussein estaba desarrollando armamento de destrucción masiva-, y el apoyo militar estadounidense a grupos armados que derrocaron al líder de Libia, Mummar Gadaffi, en 2011 – quien anteriormente negoció con Washington para detener su programa nuclear-, corroborarían la visión que tuvo Kim Il-sung de impedir una eventual intervención militar en su nación.

Pese a las sanciones internacionales y a las amenazas de Donald Trump, quien afirmó que responderá con “fuego y furia” si Pyongyang ataca Estados Unidos, otro factor que impide que Corea del Norte detenga su programa balístico y nuclear es los avances que ha realizado en las últimas décadas.

De todos los pasos que requiere un país para convertirse en una potencia nuclear, Corea del Norte ha demostrado tener capacidades para enriquecer material fisible –combustible nuclear-, para desarrollar bombas nucleares y misiles balísticos de rango intermedio, y ha dado indicios de poseer las capacidades para crear bombas termonucleares, de miniaturizar sus bombas para cargarlas en ojivas nucleares y de desarrollar misiles balísticos intercontinentales.

Los únicos pasos que le faltan a al país asiático para poseer la habilidad de atacar a cualquier parte del territorio norteamericano sería el desarrollo de una ojiva nuclear que sea capaz de resistir las grandes temperaturas en el proceso de reentrada a la atmósfera, mejorar la precisión de sus misiles para que den en el objetivo y desarrollar la tecnología necesaria para que evadan los sistemas de defensa antiaéreos de su “enemigo”.

Tomando en cuenta estos elementos, es poco probable que Pyongyang renuncie a su programa nuclear y balístico, porque los esfuerzos necesarios para equilibrar el poder en el este de Asia, pese a las fuertes sanciones y presiones de la comunidad internacional, son pocos.

Las alternativas para disminuir las tensiones en la península de Corea escasean

Los recientes acontecimientos ocurridos en Corea del Norte, además de demostrar los avances de su programa nuclear, desafía directamente a las advertencias de Trump.

Las amenazas económicas y militares de Washington son ineficientes ante un país que comparte la visión del primer ministro paquistaní Zulfikar Ali Butto, quien dijo, según The Economist: “comeremos hierba u hojas, inclusive podremos tener hambre, pero tendremos nuestra [bomba nuclear]”.

Si Estados Unidos recurre a la fuerza militar e intenta intervenir militarmente en Corea del Norte, los efectos serían catastróficos porque Corea del Norte está en condiciones de atacar a Seúl, la capital de Corea del Sur, con artillería. Un estudio de 2012 estima que 64 000 surcoreanos podrían morir en el primer día de un potencial conflicto armado. En definitiva, Estados Unidos no tiene opciones militares viables para atacar a Corea del Norte sin “sufrir” bajas inimaginables.

No olvidemos que la península de Corea es una de las zonas más armadas en el mundo y que en el noreste asiático se ubican China, Japón y Corea del Sur, la segunda, tercera y undécima economías más grandes del mundo. Cualquier escalada del conflicto no sólo se traduce en afectaciones en la región, sino que también puede amenazar a la economía mundial. Si bien el programa nuclear norcoreano no constituye una amenaza para Ecuador, una disrupción de la economía en esta región puede afectar al mundo entero.

Simulación de una explosión nuclear de 100 megatones en Quito y Guayaquil

 

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