La minería responsable es un “cuento chino”

Por Reinaldo Endara
Durante la última visita del presidente Lenín Moreno a Chile, no solo cumplió con el protocolo en la posesión de su homólogo Sebastián Piñera, sino que -entre otras actividades- participó de la firma del convenio entre las empresas nacionales mineras de ambos países –Enami – EP y Codelco- para impulsar el proyecto cuprífero Llurimagua, ubicado en la zona de Íntag, cantón Cotacachi, en la provincia de Imbabura.
Pese a que la firma del convenio se efectuó el pasado 12 de marzo, la presencia de ambas mineras en la zona en cuestión data del año 2014 y su proceso se encuentra en fase de exploración avanzada, cuya ejecución terminaría este mismo año, según las autoridades del ramo en Ecuador.
Pero este tema se remonta muchos años atrás, pues la intención de algunas concesionarias mineras por explotar esta zona ha generado durante -al menos dos décadas- la negativa de los pobladores de la zona. En la actualidad, existe división, pues unos se muestran a favor de la presencia de las mineras y otros se mantienen en su posición contraria.
Para analizar este tema, La Caja Negra dialogó con el alcalde de Cotacachi, Jomar Cevallos, quien tiene una postura abierta en contra de la explotación minera y que puede poner en contexto la situación que ahí se vive.
El proyecto Llurimagua regresó a los titulares, luego de que se firmara en Chile un nuevo convenio entre la estatal minera de Chile y la de Ecuador. ¿Conoce usted en qué consiste este nuevo convenio? Después de todo, la exploración y la presencia de las mineras en Íntag empezó hace como cuatro años.
Es un convenio del que no conocemos más que lo que se ha publicado en medios de comunicación. No lo conocemos de manera oficial, pero entendemos que es una ampliación del convenio que había anteriormente y lo que se puede comprender es que con eso ya vendría la explotación, porque actualmente el proyecto Llurimagua está en fase de exploración avanzada; es decir, ya pasaron la prospección y exploración inicial.
Otra cosa que no nos queda clara es que supuestamente la Enami-EP desaparecía, pero al parecer no es así.
Es decir que no ha existido la socialización sobre este nuevo convenio, pero ¿existió esta socialización cuando ingresaron, hace unos cuatro años, las mineras (Enami-EP y Codelco) a la zona del proyecto?
No, nunca. Esa es una estrategia que dicen que usan, pero que no la han hecho aquí. Hay que recordar que cuando entraron Enami-EP y Codelco cogieron preso a Javier Ramírez, siendo él inocente y utilizaron la maquinaria de la Junta Parroquial de García Moreno y de la anterior Prefectura de Imbabura para ingresar a la fuerza, acompañados de un fuerte contingente policial. Es decir, utilizaron más estrategias políticas que otra cosa.
Su posición como alcalde y la de mucha gente de la zona ha sido en contra de la minería. ¿Esa posición no ha variado en estos años?
No, ni tiene por qué variar. De hecho estamos más convencidos, porque desde los municipios -que incluso no tenemos las competencias de producción- hemos logrado darnos formas para apoyar.
Además, la competencia de agua y alcantarillado se ve amenazada, porque en la zona de intervención existen 21 ríos. En el caso de Llurimagua existen cinco fuentes de agua que abastecen a los sistemas de agua de la cabecera parroquial de García Moreno.
Yo visité Chile, antes no conocía las minas y obviamente ver en vivo la realidad, a uno le da más fortaleza para seguir pensando que la minería no es la mejor opción, sobre todo en Íntag, porque es una zona muy biodiversa y muy rica en producción agrícola, ganadera y turística. Con esos antecedentes, cómo vamos a variar nuestra posición en contra de la minería.
También existe alguna gente que está de acuerdo con la presencia de las empresas mineras en la zona. Existe una división: ¿cómo manejarla?
Respetando. Creo que tienen todo el derecho a querer tener riqueza en 10 años y después morir. También podríamos ultimar que han caído en la tentación de los sobornos con fuertes sospechas en las juntas parroquiales, que ganan un sueldo extra por parte de las mineras, que además dan cargos a los esposos de las presidentas de las juntas, porque obviamente acostumbran siempre a corromper a la gente.
Pese a que esta concesión se trabajó en el anterior gobierno, ¿cómo entender que el actual haya hablado de respetar los derechos de la naturaleza y que incluso se haya preguntado en la consulta popular el tema minero, y ahora se continúe con este proyecto?
Hay que precisar que nunca nos han preguntado si queremos minería metálica o no. Lo que se preguntó es si queremos que haya metálica en los centros urbanos, por lo que la consideramos una pregunta tramposa. Se debía preguntar directamente si se quería o no minería metálica o por último agregarle si queríamos o no minería en lugares donde hayan recargas hídricas, bosques, parques nacionales o reservas ecológicas. Nunca nos preguntaron eso, pero teníamos la esperanza de que con esa pregunta -en la que Cotacachi respondió con un 72% por la no minería en centros urbanos- podía abrirse una posibilidad de diálogo, pero no.
Los temas de urgencia, de las emergencias económicas que no solo tienen y han tenido éste y el anterior gobierno, sino los otros anteriores, toman como posibilidad destruir la naturaleza y hacernos creer que la única forma de llegar a ser ricos es teniendo dinero o teniendo crecimiento económico. No se piensa en que somos millonarios con la sabiduría que poseemos para cultivar la tierra, para cuidar la naturaleza.
Creo también que esto apunta a continuar con la corrupción, porque detrás de los sectores estratégicos han estado Glas, Correa… y continuar con el extractivismo es seguir en la corrupción.
Según la ministra de Minería, Rebeca Illescas, está previsto que para finales el 2018 se termine con la exploración avanzada. El siguiente paso sería la explotación. ¿Tienen la esperanza de que se cancele el proyecto?
Nosotros nunca perdemos la esperanza de que recapaciten y se den cuenta del daño que se le va a hacer a Cotacachi, a Imbabura, al Ecuador y al mundo. No hay que olvidar que Íntag es parte de la Reserva Cotacachi – Cayapas y que somos parte de los Chocos Andes más cálidos y con la región biodiversa más grande del mundo.
Más bien esperamos que se ocupen nuevamente del agro y que apoyen a la agricultura y a la ganadería. En el 2017, en Íntag hemos demostrado que solo con las organizaciones que se dedican a la producción, no con las iniciativas personales, hemos vendido un millón 200 mil dólares. Solo en el año mencionado hemos producido siete toneladas de alimentos para Pichincha, Imbabura y el norte del Ecuador; y llegamos con nuestros productos a siete países. Además, hemos tenido 50 mil turistas que visitan Nangulví, sin tomar en cuenta las otras reservas. Tenemos también 40 mil hectáreas como reservas hídricas, que se verán seriamente afectadas por la minería.
Con todo eso, esperamos que Dios y la sensatez humana les permitan reflexionar que nos están conduciendo a la muerte y a más pobreza.
Además de estos interesantes datos que me acaba de comentar, ¿cuál es la propuesta de quienes se oponen a la minería en Íntag, para generar recursos para la gente y para el Estado?
Primero, proponemos que se lleve a cabo una consulta popular en todo Cotacachi y si gana el sí a la minería, seremos muy respetuosos. Nosotros no la podemos convocar, porque nos quitaron esas competencias a los municipios cuando se aprobaron las mal llamadas enmiendas constitucionales en el 2015, pero el mismo gobierno lo podría hacer y nosotros podríamos hacer una sobre el uso y la ocupación del suelo.
Lo otro es que inyecten recursos económicos. Si le cobran a Glas y a Correa la corrupción, estamos. Solo queremos los 10 millones de dólares de sobreprecio de la carretera asfaltada Cielo Verde – García Moreno – Guayabillas (Pichincha) y los 100 millones que le cobren a Glas del sobreprecio de la Manduriacu. Con esos 110 millones estamos más que hechos para avanzar.
Además de la producción agrícola y ganadera, se incluye el turismo, como ya decía con Nangulví, con la Reserva Turística de Junín, las fincas agroecológicas del café Íntag, como siete bosques que se dedican a hacer turismo ecológico y científico… y si la gente entendiera que el turismo genera más empleo de forma progresiva, y que utiliza mano de obra de la zona, todo sería de otra forma; porque la minería genera empleo, de acuerdo, pero va disminuyendo. Además genera contaminación y quienes trabajan ahí quedan expuestos a muchas enfermedades, como el cáncer.
Lo que pasaría si sigue el proyecto es que devastarían más de 4.500 hectáreas solo para el cráter y para armar los muros de relave, que son los desperdicios que quedan cuando se separa la roca del mineral; y cuando ese lodo se va acumulando, también se evaporizan los químicos y va desertificando más de 4.500 hectáreas que serán usadas, lo que provocará lluvias ácidas, que complicará no solo a la zona, porque la lluvia no solo moja a Íntag, sino al Ecuador.
Son más de 4.500 hectáreas las que están concesionadas. Tengo entendido que la empresa japonesa Bishimetal, cuando estuvo en la zona hace un par de décadas, ya hizo el estudio de factibilidad de los minerales. ¿Es así? ¿Por qué no continuaron con ese proyecto?
Primero, en Cotacachi están sobre las 92 mil hectáreas -entre concesiones y solicitudes de concesión, a fecha 16 de marzo del 2018-, lo que representa el 50% de Cotacachi y el 70% de Íntag.
Respecto a la Bishimetal, la compañía entró en 1991 y en 1996 contrataron un estudio de JICA (Japón), y efectivamente ellos ya dicen que la única forma de explotar, por el tipo de roca que existe en Íntag, es a cielo abierto. Además, el informe decía que debían desalojar a cuatro comunidades de los alrededores y que los ríos Aguagrum, San Pedro y Junín serían contaminados por completo, con la posibilidad de desaparecer, porque en el cráter de una explotación minera hay que perforar a una profundidad de 1.500 metros y si solo a los 200 metros que están perforando en la exploración avanzada, ya sale agua -lo que interrumpe el curso de los ríos- lo que se viene después es mucho más grave.
Por eso no procedieron con el proyecto.
De esas 92 mil hectáreas que menciona, solo Llurimagua está concesionado para explotación…
Ya está concesionado Cuellaje, en Peñaherrera, por ejemplo. La cosa es muy complicada.
¿Ha visitado usted últimamente esta zona?, ¿qué ha variado desde el ingreso de las mineras al lugar?
Por ejemplo el agua. En 2014, las cascadas gemelas -que eran una preciosura- ya no son lo que eran. Ahora la una ya está contaminada, está totalmente amarilla y la otra aún cristalina. Lo que dicen como excusa es que algún perro fue a hacer sus necesidades por ahí, pero sabemos que eso ya es producto de la perforación avanzada.
Nosotros hemos ido como Municipio -con el Ministerio del Ambiente y la Defensoría del Pueblo- y hemos comprobado que han incumplido el plan de manejo ambiental, que dice, por ejemplo, que máximo podían derrocar árboles de 10 centímetros de diámetro, pero nosotros tenemos las evidencias de que han derrumbado árboles que sobrepasan los 50 centímetros de diámetro.
Además está la basura, que no se maneja adecuadamente, las canecas de los químicos que llevan o del diesel y gasolina dejan abandonados en la zona y generan contaminación.
También se han tomado el mirador turístico de Junín, que era comunitario, y han armado ahí su campamento, construido sin el permiso del Municipio y lo hemos clausurado. Además está la descomposición social, descomposición familiar, tema de microtráfico de drogas… todo eso llega con esos proyectos.
Respecto a los incumplimientos del manejo ambiental, ¿qué dice el Ministerio del Ambiente? ¿Han presentado alguna demanda o queja sobre ese punto?
Por supuesto, acompañado de evidencias, pero es muy difícil que el mismo Ministerio de Ambiente le diga al sector estratégico.
Sin embargo, tenemos las evidencias, fotos, informes y esperamos que en algún momento se tome una decisión a favor de la naturaleza y de la sociedad.
Y ahora, con este anuncio de que la exploración avanzada terminará en este año ¿qué acciones van a tomar?
Hemos planificado movilizaciones. Además en Cuellaje hicieron un paro, porque no quieren socializar ni respetar las decisiones de la asamblea, porque han entrado con sobornos a comprar dirigentes.
Se dice que se va a trabajar en una minería responsable. ¿Cree que eso sea posible?
Para nada. La minería responsable es un cuento chino. No existe esa posibilidad.