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La posibilidad de unión de las izquierdas ¿otra utopía?

Durante las últimas semanas, se han multiplicado los llamados para conformar “un frente de izquierdas” desde medios de comunicación y sujetos aliados a la Revolución Ciudadana. Sin embargo, parecería que sus voceros carecen de verdadera legitimidad para promover una plataforma amplia y real de convergencia político-electoral.

A pesar del llamado de recuperar la estabilidad política, económica y social, actores como Marcela Aguiñaga o Carlos Rabascall parecen incapaces de construir puentes con otros sectores políticos identificados con los principios de izquierda y tampoco parecen interlocutores eficaces con sectores ciudadanos que fueron críticos durante el gobierno anterior.

El llamado a la ‘unidad’ parece ser el resultado de un necesario auto cuestionamiento, sin embargo, se enfrenta a la realidad de la intransigencia de su máximo líder, el ex Presidente Rafael Correa. Su posición es radical y se sintetiza en la frase “sin odio, pero con memoria”, alusión que repiten con frecuencia emisarios como Guillaume Long y que más suena a una amenaza que a una postura “conciliadora y abierta”. Muy similar a la de los indígenas “con Correa no”.

Paradójicamente ambas posiciones hacen señas a quienes, sobre el papel, son sus contradictores ideológicos: Correa insinuando la necesidad de un Nebot como líder ‘real’ para enfrentar la crisis del coronavirus y un Pachakutik, cuyos asambleístas -en una controvertida actuación- dieron el voto favorable a las recientes y cuestionadas reformas legislativas de corte eminentemente neo-liberal.

La “Unidad de la izquierda” parece articularse, pero por otros caminos. Llama la atención la reciente iniciativa de varias organizaciones auto convocadas en el foro-debate “Vigencia del Pensamiento de la Izquierda y Perspectivas de Unidad y Lucha en el Ecuador”.

El encuentro, con una carga simbólica y política muy importante, contó con la presencia de la Socialista Silvia Salgado, el Comunista Paúl Mena, el ex asambleísta correísta Virgilio Hernández y la ex Ministra, tanto de Correa como de Moreno, María Fernanda Espinosa. Finalmente, no asistió a la cita Virgilio Hernández. La Revolución Ciudadana se quedó sin representantes en el foro pese a que se observaba a muchos de ellos conectados a la sesión de Zoom.

Lo más rescatable, a más de una refrescante e inesperada autocrítica o el diagnóstico de la crisis actual, fue el hecho mismo de la reunión. Actores, todos con su propia agenda, se vieron converger en más de un asunto y, con ello, efectivamente y a través del diálogo, abrir la posibilidad de una esquiva ‘unidad’.

Sin coincidir necesariamente en todo, resaltó también el elevar a la Constitución de Montecristi (2008) como el punto de convergencia y la necesidad que su materialización sea el Pacto Social que debe convocarlos nuevamente. Asunto que no se aleja mucho de las pretensiones de la ciudadanía que, desencantada de las vacuas promesas de Moreno y la agenda de gobierno de Lasso, ahora exigen que se respeten sus derechos.

Una externalidad positiva de la pandemia: esta reunión no es la excepción sino la regla. Los espacios de discusión y pensamiento político se han multiplicado. Esta ebullición de ideas, de análisis y de identificación de oportunidades ante los desafíos, constituye ya un gran paso para encontrar puntos en común y “articular”. La previsión es que, con confinamiento o sin él, la politización del asunto social será muy superior a lo visto en años anteriores -incluidos años electorales-.

Mientras ciertas fuerzas autodenominadas de izquierdas dan visos de articularse, la interrogante que surge es si la Revolución Ciudadana será capaz de elegir entre el menor de los males: tender la mano a ‘traidores’ y disidentes en la izquierda o quedarse fuera del poder. O incluso peor, si aquel gesto será recibido de buena manera por sectores progresistas que se consideran marginados y maltratados por el correísmo.

La política no perdona, el juego electoral es simple… el ganador se lo lleva todo. Así que en términos de poder ¿Dos izquierdas, una o ninguna?

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