“La sed de oro que tienen algunos nos va a matar de sed”

Por Reinaldo Endara
Las declaraciones de la canciller María Fernanda Espinosa, respecto al no impedimento de regreso al país de su pareja sentimental -y esposa por el matrimonio ancestral- Manuela Picq, no genera total confianza en Yaku Pérez Guartambel, presidente de la Ecuarunari y de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas. Sin embargo, dice que es una opción que están considerando junto a ella y que existe la posibilidad de que regrese los primeros días de la próxima semana.
En un diálogo con La Caja Negra, el dirigente indígena -que se autodefine como defensor del agua, chakarero, abogado y académico- habló también sobre la demanda presentada en contra del expresidente Rafael Correa y su posición frente a la consulta popular y referendo.
La canciller María Fernanda Espinosa manifestó ella no tenía ningún impedimento para regresar al Ecuador. ¿Manuela va a regresar?
Hay una posibilidad de que ella regrese. De todas maneras, nosotros insistimos en que se le permita regresar por la puerta ancha, con una visa que le permita estar con tranquilidad, porque antes -teniendo visa- se la derogaron y ella fue golpeada, encarcelada y deportada. Después se le negó la visa Mercosur, la visa de amparo familiar. Entonces, es correr un riesgo.
Sin embargo, aprovechando la coyuntura y tomando la palabra de la ministra Espinosa y del mismo presidente Moreno, que en un par de ocasiones me dijo -en el diálogo con la Conaie- que el caso de Manuela está resulto y dispuso tanto a Eduardo Mangas, como a la Canciller -y últimamente al ministro Carvajal- que arreglen el tema y que Manuela pueda venir.
Por eso también pedimos que se reconozca el matrimonio ancestral y que se le dé la visa de amparo familiar. Podría regresar lunes o martes de la próxima semana.
Si el presidente Moreno dispuso a sus ministros que se arregle este tema, ¿por qué recién lo anunció este jueves la Canciller?
Porque…o hay un engaño orquestado de todo el Gobierno, que nos ofrece, ofrece y ofrece, o es que no hay un control total del presidente Moreno de su Gobierno y siguen desacatando sus disposiciones.
Yo ni siquiera lo había solicitado, porque lo estábamos manejando por los caminos que dispone la Ley, a través de las Naciones Unidas, donde está presentado el caso; pero fue el Presidente que mandó a Eduardo Mangas a decirme que el mandatario quería conversar.
Lenín Moreno me preguntó si aún mantengo la relación con Manuela, después de saber la respuesta, dijo: “hay voluntad política nuestra, arreglen el caso y que vuelva Manuela”.
Además, Eduardo Mangas llevaba una carta suscrita por François Houtart, un filósofo francés muy conocido que ya falleció, y por otros intelectuales de América Latina, que firmaron una carta pidiendo que se aplique la ciudadanía universal, el derecho a la movilidad y que se reconozca el matrimonio ancestral, lo que nos garantizaría tranquilidad.
¿Cómo entender que el Estado se tome las molestias para naturalizar a Julian Assange, pero que se haya complicado tanto el tema de Manuela?
Esas son las grandes ironías de la política exterior del Ecuador. Cómo le dan ciudadanía y cédula a una persona que no ha puesto un pie en el Ecuador, a una persona que minimizó al país en el contexto internacional, cuando dijo que era “un paisito sin importancia”; a una persona que tiene conflictos con la justicia. Mientras que a una mujer que ha dado mucho a la academia, a los estudiantes en la Universidad San Francisco de Quito por más de seis años, que ha estado con las mujeres, con el movimiento indígena, que ha defendido el agua en las luchas sociales… se le niega la visa.
Entiendo que para bajar ánimos, tratar de invisibilizar la metedura de pata en la política exterior en el caso de Assange, tratan de compensar con la posibilidad de que Manuela pueda regresar al país. Entiendo que es una suerte de estrategia el visibilizar un tema que no trae conflictos, junto con un tema que sí es muy conflictivo.
En otro tema. El miércoles presentó, a nombre de la Ecuarunari, una demanda contra el expresidente Rafael Correa. ¿De qué se trata?
Se basa en el dispendio de fondos públicos que pudieron invertirse en obra. Recordemos que en el ministerio que se ponga el dedo sale pus.
Si vamos al Ministerio de Educación, tenemos sobreprecio en las unidades del milenio, cierre de escuelas comunitarias, denuncias de abusos sexuales; en el Ministerio de Minas, acaparamiento, testaferrismo, feriado minero; en Sectores Estratégicos, sobreprecios en contratos, caso Odebrecht, Refinería del Pacífico, Refinería de Esmeraldas…
Básicamente, la denuncia que presentó Ecuarunari se basa en lo que Correa dijo, a pocos días de dejar la Presidencia, que la deuda pública llegaba a 27.800 millones de dólares. Sin embargo, con el mismo equipo económico, su sucesor, Lenín Moreno, dice que son más de 58 mil millones de dólares. Eso es manipulación, ocultamiento de la información, falsedad ideológica y de por medio están los negociados con Petrochina, Petrooriental, Andes Petróleo, las preventas petroleras… Lo que pedimos es que la Fiscalía investigue y pida -a través de una comunicación oficial- las cuentas que los ecuatorianos tengan en Qatar, Suiza, Bélgica, Panamá, Islas Caimán, Islas Vírgenes, Luxembutgo y otros paraísos fiscales, para dar con el dinero mal habido de estos uñas largas que se llevaron el dinero de los ecuatorianos.
También pidieron la prohibición de salida del país para Correa. ¿Con base en qué argumentos lo solicitan?
No sabemos cuándo Correa va a dejar el país. Él está -además- con las barbas en remojo, se está anticipando, curando en sano, y dice “se van a venir contra mí”. Claro, porque él sabe que el cerebro del cártel, de esta banda delincuencial, es Rafael Correa. En consecuencia, sabe que era el director de orquesta y cree que está a salvo.
La idea es que se quede en el país, con orden de arraigo, para garantizar su permanencia, para que sea investigado por la justicia ecuatoriana y, en caso de que se encuentre su responsabilidad -que fijo se va a encontrar- no sea un prófugo más y que no se vaya a estar junto a su primo Pedro Delgado o su amigo Carlos Pólit, o sus otros entrañables que gozan de sus vacaciones en Miami con dinero del pueblo.
¿Cree que la justicia va a dar paso a esa denuncia y -sobre todo- a la solicitud de arraigo contra el expresidente?
Mientras esté así la justicia, sobre todo el actual Fiscal (General), es un poco difícil, porque no hay que olvidar que él dependía de Correa.
Pero, hasta hace unos ocho meses nadie pensaba que podía estar detenido, procesado, sentenciado y encarcelado Jorge Glas. Si Glas, que es el ejecutor de esta banda delincuencial en el Ecuador, está preso, por qué no va a estar el autor intelectual de todo esto.
No hay que perder las esperanzas. Además, si gana la consulta, se cambia el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social y puede haber un terremoto a nivel de las esferas del Estado, con el posible cambio de jueces, fiscales, superintendentes. Lo que se aspira es que haya un fiscal honesto y comprometido en la lucha contra la corrupción.
En el caso de que se dé este panorama, sería después de la consulta. ¿Cree que Correa va a continuar en el país para esa fecha?
Tendríamos que esperar, pero no descartamos que -presionado por la opinión pública, la prensa nacional e internacional y los sectores sociales- el Fiscal tenga que actuar. El Fiscal ahora está entre la espada y la pared, entre su amigo y exjefe Correa y una avalancha de la opinión pública que pide a gritos que se haga justicia y que estos actos delincuenciales no queden en la impunidad.
Respecto a la Consulta Popular y referendo, la Ecuarunari y los movimientos indígenas se han pronunciado a favor del sí y están promoviendo esa tesis. ¿Qué sensación les deja el total de las preguntas propuestas desde el Ejecutivo?
Las preguntas no son suficientes, no llenan las expectativas, los sueños, las aspiraciones que teníamos desde el pueblo, desde el movimiento indígena; sin embrago, tampoco podemos despreciar los cambios, por mínimos que estos sean, como resultado de la consulta.
Decir no a la investigación y combate a la corrupción, a la imprescriptibilidad de los delitos sexuales que atenten contra niños y niñas, sería una complicidad suprema. Por eso decimos sí al combate a la corrupción, sí a la muerte política de los corruptos, sí a la alternancia, sí a una real protección de las áreas protegidas, con la aspiración de llegar a la prohibición de la minería metálica en fuentes de agua y que Ecuador sea declarado libre de minería metálica. Decir sí a que haya un cambio en el Consejo de Participación Ciudadana, para que la justicia se vuelva independiente, al igual que las entidades de control…
Esta etapa de transición es importante, pero es un sí condicionado. Es un sí con el que le decimos al Gobierno que apoyamos la propuesta, pero que no es suficiente y que cuidado repita la política del correato, en la que trate de acumular todo el poder en una sola mano y otra vez secuestrar la justicia y las entidades de control y perseguir, criminalizar y encarcelar… aplacar todo conato de resistencia.
Usted se autodefine como defensor del agua y es uno de los personajes que más se opone a la minería. ¿Qué reflexión le merece la pregunta que se refiere a la prohibición, sin excepción, de la minería metálica en zonas protegidas, intangibles y centros urbanos?
Con esta pregunta, desventajosamente va a continuar la explotación minera en Quimsacocha, Río Blanco, Fruta del Norte, Mirador, Panansa, Cascabel, Junín… y esa es la gran preocupación que tenemos. Con esta pregunta van a seguir las concesiones mineras en casi ese 15% del territorio nacional que está concesionado para estos fines; entonces no es suficiente.
Si en realidad queremos defender el agua, hay que defenderla íntegramente. La vida es a plenitud, la vida es innegociable, por lo tanto, el agua es innegociable. Por eso creemos que el Gobierno nos quedó debiendo en esta pregunta.
¿Entonces considera que esa pregunta no está completa?, ¿qué le falta?
Le falta proteger el agua, a través de la prohibición de actividades de minería metálica en todas las fuentes de agua, en todas las zonas de páramo, de biodiversidad, de cabeceras de ríos; y centros poblados, no solo urbanos, no solo en ciudades.
Creo que la ciencia occidental se va compadeciendo con lo que dice la ciencia indígena milenaria, que el agua no es un ente inerte, insípido, inoloro, incoloro, sino que es vida; por lo tanto, es indispensable, imperativo proteger a las fuentes de agua. Al mismo tiempo, parece que la providencia nos puso a probar la inteligencia. Nos dijo: ahí están las fuentes de agua y debajo está el oro; entonces qué preferimos el agua o el oro y los que somos mesuradamente sensatos decimos el agua. Ni todo el oro del mundo vale más que una gota de agua.
La sed de oro que tienen unos nos va a matar de sed. Por eso es interesante reflexionar, no queremos llegar a conflagraciones mundiales en la disputa por el agua. Este rato la mayor amenaza del agua dulce en el planeta es el extractivismo minero.
Existen quienes dicen que “no podemos ser mendigos sentados en un saco de oro” y que, a través de la minería se podrían conseguir recursos para el desarrollo. ¿Cuál es la propuesta para evitar la minería, pero conseguir recursos?
La minería en Perú, Bolivia, Canadá, Australia no ha detenido la pobreza. Más bien, en algunos países la ha acentuado. Por ejemplo, encontramos que el promedio de vida de los mineros bolivianos es de 37 años, por eso dicen que casarse con un minero es buen negocio.
Por otro lado, lo que aporta la actividad minera al PIB de la economía ecuatoriana es menos del 0,5%. Aporta muchísimo la actividad manofacturera y podría aportar mucho el turismo ecológico, comunitario y vivencial. Hay países como España, Cuba, Costa Rica, Uruguay y algunas ciudades como Venecia, que viven del turismo; y nosotros somos privilegiados porque tenemos diversidad natural y cultural.
Otra cosa que puede aportar mucho es el sector de la agricultura y la ganadería. Antes éramos exportadores de alimentos, ahora importamos el 97% del trigo desde EE.UU y Canadá, por mencionar un ejemplo. Otra actividad clave es la renegociación con la telefonía celular: ahí perdemos como 5 mil millones de dólares anuales.
Finalmente, una fuente de financiamiento gigante es el combate a la corrupción. Saber que se festinaron más de 40 mil millones de dólares en esta década, cuando hubiese servido para hospitales, medicamentos, profesores, fuentes de trabajo.
Hay alternativas de sobra a la actividad minera, más todavía si no genera mucha rentabilidad. Lo que sí genera la minería son gigantescos pasivos ambientales. En Canadá hay 10 mil minas abandonadas por falta de dinero para remediación ambiental y no queremos que eso suceda en el Ecuador.
¿Cuántas hectáreas o cuántos proyectos mineros se han concesionado o están en ese proceso en el país?
Es escandaloso. En el 2006, cuando llegó Correa, menos del 5% del territorio nacional estaba afectado por la minería. Cuando se fue del poder, dejó en el 12% y ahora ya estamos en el 15% del territorio nacional. De eso, el 6% ya están concesionados y el 9% restante está en camino, pero ya están afectados y declarados como zonas de actividad minera.
Del total, 750 mil hectáreas están dentro de áreas y bosques de vegetación protectora y donde hay fuentes de agua, páramos, humedales y eso es un crimen, un “bio-cidio” que se va a cometer en contra de los ecuatorianos, porque por algo son declarados zonas de bosque y vegetación protectoras.
Y un millón de hectáreas están en territorios indígenas, donde tampoco se ha cumplido con el mandato minero ni existe consentimiento previo por parte de las comunidades.
Son cifras alarmantes. En Colombia, apenas el 5% del territorio nacional está comprometido para la minería.
¿En caso de que gane el sí en esa pregunta, cambiaría en algo al actual panorama minero del país?
No sería un cambio radical. Sería un cambio muy, pero muy insignificante. Sin embargo, cada vez se posiciona más la defensa del agua y de la naturaleza frente a la contaminación y la megaminería.
Eso es lo que legitima nuestra resistencia al extractivismo y la defensa del agua. En el 2002 iniciamos la defensa del agua en Quimsacocha y contra la minería en el Azuay y éramos muy pocos, porque todos le apostaban a la minería: entidades públicas, universidades, gobiernos parroquiales, provinciales, la prensa, la academia, los curas… todos. Hoy, el 75% de los cuencanos dice no a la minería y sí al agua.
¿Existe algún mecanismo para que los proyectos ya concesionados y en ejecución se detengan?
Existen y por eso, en los próximos días, vamos a acudir a la Contraloría a dejar una petición formal para que se realicen auditorías a cómo se otorgaron los títulos mineros, que se haga una evaluación a ver si cumplieron con el mandato minero, con el consentimiento previo, los procedimientos administrativos de Senagua, Ministerio del Ambiente, Instituto Nacional de Patrimonio, gobiernos locales… en fin.
Hay una posibilidad y nosotros seguimos la propuesta radical, que es un sueño que esperamos se cumpla, emulando a lo que hicieron Costa Rica y El Salvador; es decir que Ecuador sea un país libre de minería metálica y se apueste por otras actividades amigables con la naturaleza.
Para concluir: ¿confía usted en la política que hasta ahora ha tratado de ejecutar este Gobierno para dirigir el país?
Tendré que repetir la frase de Santo Tomás: “ver para creer”. Creo que el correísmo está muy impregnado y este rato los que están en los mandos superiores y medios cuidan su puesto y migran del lado correísta al morenista.
Pero la política minera sigue igual, la política económica no ha cambiado, lo mismo que la política educativa. En cuanto a la hidrocarburífera, algo quiere cambiar, pero no hay luces que nos digan que sí va a haber un cambio real.
De todas maneras, la consulta popular y algunas cositas -como que ya no existe violencia verbal o que haya permitido que la justicia opere de una forma un poco menos dependiente-, son destellos que en algo ayudan. Ojalá después de la consulta, que va a ser una transición, podamos tener una evaluación más objetiva.
Nosotros todavía desconfiamos, pero si vemos que hay cambios, tendremos la valentía suficiente para reconocerlo y aceptarlo. Prefiero mil veces equivocarme y luego reconocer a viva voz que hay cambio en el país, por el bien de los ecuatorianos, antes que decir que tuve razón.