“La TV ecuatoriana vive de su propio folklore”

Por Daniel Moreano / Foto y video de Ricardo Guanín
Andrés Crespo, actor, guionista y productor ecuatoriano, interpreta a uno de los miembros de seguridad del Cartel de Cali en la tercera temporada de la serie dramática Narcos, de la plataforma Netflix.
La Caja Negra se sentó con el artista guayaquileño para conversar sobre su experiencia en el rodaje y producción de estos nuevos 10 capítulos de Narcos, sobre la oferta televisiva nacional y sobre sus nuevas ideas e inquietudes.
Háblanos de tu personaje, qué sabes de la persona que interpretaste.
Mi personaje se llama Carlos Córdova, un exmilitar que se convirtió en jefe de seguridad del cartel de Cali.
Leí algo sobre Córdova. Después de que el cartel cayó, él estuvo preso poco tiempo, relativamente, entre 4 a 5 años. Él fue quien integró al cartel de Cali a Jorge Salcedo, que es uno de los protagonistas de la serie.
Fue un hombre que a sus cuarentas le surgió esta oportunidad de unirse al cartel y simplemente la tomó.
¿Tuviste que trabajar el acento?
No, para nada, eso no me pidieron. La producción de la serie no toma mucho en cuenta ese tema. Los norteamericanos no distinguen la diferencia de acentos entre latinos, y menos en el resto del mundo.
Además, ya tuvieron la osadía de interpretar a Pablo Escobar Gaviria con un actor brasileño (risas).

Andrés Crespo en su residencia en el barrio de La Floresta, en Quito / Foto de Ricardo Guanín
Tras interpretar a Carlos Córdova, ¿encuentras similitudes entre él y otros personajes que has interpretado?
La verdad es que no encuentro muchos puntos en común. Aunque yo trabajo más o menos de la misma manera. Hago una asimilación de sus condiciones, de su situación, es básicamente ponerse en los zapatos de esa persona, con su contexto, circunstancias, objetivos y carencias.
¿Cómo valoras la experiencia de participar en una producción de esa magnitud?
Te cuidan bastante, cuidan mucho el tiempo del actor. Hay mucha precisión en la organización para optimizar la energía y la concentración de los actores que la mayoría del tiempo están esperando para entrar en escena.
Tecnológicamente no hay mucha diferencia con otras producciones en las que he participado. Todas las producciones, independientemente del dinero que tengan, han sido más o menos similares, en términos del resultado final, de lo que se ve en cuadro (pantalla).
¿En el recorrido de tu carrera, Narcos es un punto alto? ¿Cómo la calificas?
A nivel de aprendizaje, de haber estado rodeado de todas esas personas, ha sido importante. La verdad es que sí aprendes bastante, coges cancha para el futuro, para lo que se viene.
¿Se podría decir que tu última película, “Sin muertos no hay carnaval” – de la que también fuiste productor-, tiene un nivel de producción similar a la de Narcos?
Sí, la verdad es que Sin muertos no hay carnaval tuvo un nivel de producción bastante sofisticado. La fotografía de la película fue bastante cuidada. El contenido dentro de un cuadro (la pantalla), muchas veces no depende del dinero. Depende de lo que se quiera decir, y cómo se lo diga y el lenguaje. No se trata de dinero, se trata más de la intención, de lo que se quiera contar.
En este caso hablamos, comparativamente, de producción para TV (Narcos), y una película. Ahora, ¿está la televisión ecuatoriana cerca de realizar una producción del nivel de Narcos?
No. La verdad es que la televisión ecuatoriana ni siquiera se propone realizar narrativas dramáticas. No hay esa propuesta, no hay la intención de contar algo.
La televisión ecuatoriana se dedica a las anécdotas, en forma de sketches. Muestran pequeños rasgos moralistas de la cotidianidad, de la religión o del folklore. Creo que la televisión ecuatoriana vive de su propio folklore. Como diría un pana, se auto exotiza (risas).
¿Puedes pensar en una razón por la que la televisión ecuatoriana es así? ¿Hay público para producciones dramáticas?
Yo creo que es un círculo vicioso. La personas que crean esa producción son los mismos que creen que al público no le gusta o no necesita de otra cosa. Y por otro lado está el rating que tienen esos programas más livianos y chabacanos.
Sin embargo, sí creo que la responsabilidad recae sobre las personas que deciden los contenidos y las programaciones. Por lo general a las personas les gusta sentirse superiores a los demás, entonces los programadores creo que viven de esa sensación de superioridad, supongo.
También has incursionado en la producción, si tuvieras la oportunidad, ¿intentarías hacer narrativas tipo Narcos en la televisión ecuatoriana?
Lo que pasa es que la televisión abierta es un medio limitado, en cuanto a su contenido, en todo lado, no solo aquí en Ecuador. Hay franjas de protección al público, sobre todo los menores. Y fuera de esa franja también hay limitaciones con el criterio de protección al público, y supongo que eso está bien. Pero para web o un canal pagado sí se pueden hacer cosas más interesantes.
Como te digo, en TV abierta hay restricciones, y la gente no está acostumbrada a otra cosa. Es muy difícil. La verdad es que yo ya ni pienso en la televisión. Es como extraño pensarla como un medio, en especial de narrativas dramáticas.
¿Crees que Ecuador pueda resultar atractivo para que compañías como Netflix vengan a realizar producciones aquí?
Creo que ahora mismo no. Colombia tiene una política estatal que le devuelve un poco de plata a toda la gente que llega de afuera a producir ahí, como exenciones de impuestos. Pero más allá de eso, se rodó en Colombia porque ahí ocurrieron los hechos.
Si Ecuador tuviera políticas públicas para fomentar esa inversión sería un éxito. Sobre todo porque tenemos un nivel paisajístico importante, y en cuanto a contenidos… bueno, tenemos mucha diversidad.
Y en ese sentido… ¿Cómo está el país?
Lo que pasa es que no sé cuánto verdaderamente le conviene eso al país. Yo colaboré un poco en Proof of live (2001) cuando se hizo en Ecuador. Y bueno, sirvió solamente para que se quede un poco de plata aquí.
Pero sería más importante que hubiera más producción nacional, a nivel provincial, por ejemplo. Porque aquí toda la plata la entrega el Consejo Nacional de Cine en Quito, entonces es un poco centralizada la cosa. Yo creo que todos los municipios deberían destinar más de su presupuesto a creaciones artísticas, no solo al cine.
¿Tienes algún proyecto en el que estés trabajando ahora?
Estoy escribiendo. Hice un stand up, y estoy trabajando en un par de guiones que me gustaría llevarlos al cine.
Escribir siempre es un proceso largo y tortuoso. El tiempo te lleva a que te dé pereza y te concentras en otras cosas (risas).
Has sido actor, principalmente, también has escrito y producido. ¿En este momento, a qué faceta te quieres dedicar?
La verdad es que estoy aburrido de la actuación. Quisiera parar un rato, sobre todo en producciones locales. Quisiera dedicarme a escribir y producir algo. Me motiva contar mis propias historias, dar mi ángulo y visión. Supongo que uno siempre llega a ese punto.
A nivel de actuación tendría que llegar un guión bastante interesante y distinto para que me involucre.