Política

Más de uno tiene sus ojos sobre Capaya

Por Sharvelt Kattán

La entrega voluntaria de Carlos Pareja Yannuzzelli a las autoridades ecuatorianas ha sido, hasta el momento, uno de los hechos más llamativos del año. No solo porque el entonces prófugo decidiera volver al país, donde le espera una condena de 5 años de prisión por cohecho, sino la forma en que ocurrieron las cosas.

El pasado 11 de agosto, a través de sus cuentas de Twitter, José Serrano, presidente de la Asamblea Nacional y el primer mandatario Lenín Moreno, informaron a la ciudadanía sobre el regreso de Pareja Yannuzzelli al país. La versión de ambos titulares fue que la entrega de Capaya era totalmente voluntaria.

Serrano lo explicó así: “Hace algunos días recibimos contacto con personas allegadas al señor Pareja Yannuzzelli, quienes nos manifestaron la voluntad suya de entregarse a la justicia ecuatoriana y someterse a la misma en las investigaciones y en los procesos judiciales en los que él está involucrado”.

Según el funcionario, él y Moreno aceptaron iniciar el diálogo siempre y cuando Capaya no pusiera ninguna condición. Así, luego de más de un año fuera de Ecuador, el exgerente de Petroecuador arribó la noche del 11 de agosto al Aeropuerto Mariscal Sucre de Quito, donde fue detenido inmediatamente por efectivos de la policía y trasladado a la Cárcel 4 en la capital.

En declaraciones a Diario El Comercio, Pareja Yannuzzelli explicó que su entrega voluntaria atiende a que ahora las entidades de justicia y de control “son absolutamente independientes”, en referencia a la administración de Moreno.

Sin embargo, el asunto se vuelve complejo conforme se tira de la madeja. La primera pregunta que debe hacerse es ¿por qué fue el presidente de la Asamblea y no la Fiscalía quien negoció la entrega de Capaya? Porque si bien no se trató de un arreglo legal de colaboración, no cabe duda que el más indicado para entablar un diálogo sobre una posible cooperación de Pareja Yannuzzelli con la justicia ecuatoriana debió ser el fiscal Carlos Baca Mancheno, o un delegado suyo.

De hecho, ¿cómo es que la Fiscalía nunca se enteró del interés de Pareja Yannuzzelli por retornar voluntariamente al país? Está claro que los recursos destinados por esa entidad a investigar y sancionar a los presuntos sospechosos no habían sido tan efectivos.

Serrano, por su parte, había logrado la entrega del ex secretario de Estado en apenas un solo viaje a Estados Unidos.

Otro tema llama la atención: en el aeropuerto, antes de la aparición de Capaya, José Serrano salió en compañía de Diego Fuentes, asesor de la Secretaría de Inteligencia, y Rommy Vallejo, titular de esa entidad. Junto a ellos, además, aparecieron funcionarios de la Secretaría Nacional de Comunicación.

Quedaba claro que no solo era un trabajo del presidente de la Asamblea. Miembros de la SIN habían sido desplegados para brindar seguridad y apoyo en el traslado del ahora detenido, y la presencia de la Secom, por su parte, evidenció el deseo de mediatizar aún más el asunto. Era seguro que el más interesado en este hecho debía ser Moreno. De otro modo ¿por qué habría de destinarse fondos de Inteligencia, es decir, manejados por el Ejecutivo, y no de Fiscalía para este hecho?

El asunto se volvió aún más oscuro cuando Baca Mancheno explicó que ni Capaya ni sus familiares habían tomado contacto directo con la Fiscalía y, por tanto, nunca se había contemplado la posibilidad de un Convenio de Cooperación Eficaz, que le permita a Pareja Yannuzzelli la reducción de sus años de sentencia.

Baca Mancheno remató explicando que tampoco fue parte de la negociación emprendida por Serrano, ni conocía de las condiciones de la entrega. Es decir, la entidad encargada del proceso ni siquiera sabía de la posibilidad del retorno del exministro. De hecho, tan poco estaba ligada la Fiscalía que el pasado 29 de agosto solicitó que la pena a Capaya sea más severa.

¿Cómo es que la entidad investigadora no estuvo informada sobre lo que ocurriría? Las especulaciones en torno de aquello empezaron enseguida. Para muchos, el regreso de Pareja Yannuzzelli a escena está ligado a la coyuntura que enfrentan el vicepresidente Glas y otros funcionarios. Ya Capaya había lanzado denuncias contra el vicepresidente desde Estados Unidos a inicios de este año. Que ahora pudiera hacerlo formalmente ante las autoridades de justicia, a cambio de algún indulto, no parece algo imposible.

Sin embargo, la deslegitimación que sufrió en los últimos años la Fiscalía General del Estado también pudo definir la actuación de Serrano y Moreno. Porque, al fin y al cabo, los intentos por conseguir que Pareja Yannuzzelli se entregara fueron inútiles, si es que llegaron a existir. Prueba de ello fue la rapidez con la que el presidente del legislativo con otras entidades de estado lo lograron.

Queda claro que los intereses detrás de la vuelta de Capaya se verán materializados en los funcionarios a quienes implique el detenido durante sus siguientes declaraciones.

Por ahora, hay dos posiciones respecto al regreso de Pareja Yannuzzeli en Ecuador, quienes deslegitiman su retorno, suspicaces de que exista una manipulación de sus declaraciones para inculpar inocentes, y quienes creen que es una oportunidad para presionar a las autoridades en las investigaciones de corrupción de la administración pasada, con la esperanza de hacer caer a los ‘peces gordos’.

 

 

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