Carvajal: “Se equivocaron si pensaron que tendríamos un Presidente títere”

Se veía venir y pasó. Las diferencias al interior del partido de gobierno cada vez se vuelven más profundas y las consecuencias a la interna se hacen cada vez más visibles.
La convocatoria a la consulta popular, por parte del Primer Mandatario, ha recibido el frontal rechazo por parte de algunos militantes de Alianza PAIS y el proceso judicial, por asociación ilícita dentro del caso Odebrecht, y otras investigaciones que enfrenta el vicepresidente (suspendido en funciones), Jorge Glas, parece que detonaron al partido que está en el poder desde hace 10 años.
Una parte de AP, identificada con el expresidente Rafael Correa, informó la noche del martes su decisión de remover de la presidencia del movimiento a Lenín Moreno. En su lugar asumió el cargo Ricardo Patiño, quien se desempeñaba como segundo vicepresidente.
Por su parte, los más cercanos al Presidente de la República salieron al paso y rechazaron lo actuado por sus compañeros, desconocieron la resolución y aseguraron que Lenín Moreno se mantiene como el presidente de la organización política.
Al respecto, La Caja Negra dialogó con Miguel Carvajal, ministro de la Política y militante de Alianza PAIS, sobre esta división. El funcionario es enfático en recalcar que las puertas al diálogo están abiertas para todos, mucho más para sus compañeros de partido, pero que eso no significa que acepten la destitución de Moreno. Agrega que hay compañeros que “están en la oposición al Gobierno” y que están apostando por el fracaso del mismo.
La división en Alianza PAIS es algo que ha venido acentuándose en los últimos meses, pero ¿se esperaban la destitución de Lenín Moreno de la presidencia del movimiento?
La decisión no la conocíamos, no la esperábamos, porque es una decisión que va a contrapelo, en contravía de las resoluciones que se han tomado en las directivas provinciales, que más bien se han manifestado en mayoría, y cada vez con más fuerza, en apoyo a Lenín Moreno, a su gobierno y a la consulta. Al igual que varios asambleístas de nuestro bloque.
No hay que olvidar que el gobierno de Lenín Moreno es el gobierno de Alianza PAIS y que varios militantes estamos empujando el programa de gobierno, los resultados del diálogo, los compromisos que hizo Lenín antes de ser candidato. Por eso es que no tienen asidero esas acusaciones de traición, de abandono de programas a nivel político.
¿Qué criterio tienen los partidarios de Lenín Moreno de la decisión tomada por los partidarios de Rafael Correa?
Nos parece que la decisión violenta el estatuto de nuestro movimiento, pues es una dirección nacional autoconvocada que ni siquiera contó con la mayoría de los miembros titulares de las direcciones provinciales… Quienes estaban ahí no recogen ni son portavoces de las decisiones de sus provincias. Nos parece que se han arrogado funciones que tiene la convención nacional, como la de nombrar o remover al presidente del movimiento.
Esas son disposiciones que están claras en el estatuto y que se violentaron de manera arbitraria y grosera.
La noche del martes, en rueda de prensa, dijeron no aceptar dicha resolución, pero por el otro lado ya ubicaron a Ricardo Patiño en ese cargo. ¿Cómo queda la dirigencia a la interna?
Nosotros ya cuestionamos estos actos y los seguiremos cuestionando. Nos parece que son decisiones arbitrarias, espurias y vamos a tomar las medidas que se consideren necesarias para hacer respetar el estatuto y el Código de la Democracia, que han sido violentados. Por ahora, esos son los pasos a seguir.
Hay, entre todos, dos temas puntuales que parece aceleraron esta división: consulta popular y situación del Vicepresidente Glas. ¿Qué posturas existen alrededor de estos temas?
Sobre la consulta popular, las preguntas que están planteadas, tanto para referéndum como para consulta, están siguiendo su proceso y son una iniciativa del Presidente de la República. Si a alguien le molesta que tengamos un presidente con autonomía, con capacidad de iniciativa, con capacidad de decisión, ni modo; y si le molesta porque pensó que íbamos a tener un Presidente títere o monigote, está equivocado.
Aquí se eligió un mandatario, que también es presidente de AP, que tiene todas las capacidades constitucionales para preguntar al pueblo ecuatoriano sobre una u otra cuestión. Ese es un punto clave, que creo que ha molestado a algunos compañeros dirigentes de AP, desde los primeros 15 días de este Gobierno, en los que Lenín Moreno ha comenzado a actuar como corresponde a un presidente.
Es posible que esa haya sido una causal que ha abierto polémica, porque los compañeros que están en la oposición al Gobierno, siendo del mismo movimiento, se han expresado abiertamente por el NO y están actuando por el NO a la consulta, pese a que no ha habido ninguna decisión del movimiento en ese sentido. Por el contrario, las decisiones de los cuadros del movimiento se inclinan por el SÍ y por el apoyo al Gobierno Nacional.
Sobre el tema de Jorge Glas y de varios casos de corrupción que se están investigando, hemos dicho con claridad que no estamos para perseguir a nadie ni para encubrir a nadie. Es un tema que se está ventilando en los niveles de justicia y somos respetuosos de ese proceso. Lo que sí ha dicho el presidente Moreno es que las instituciones del Estado deben ser respetadas en su autonomía de funciones y que todos deben cumplir la Ley, porque nadie está por encima de la Ley. En ese sentido tienen que realizarse las investigaciones que correspondan, respetando el debido proceso.
Si a alguien le molesta que en nuestra República se respete la Constitución, si a alguien le molesta que se respete la autonomía de las funciones del Estado, ni modo. Nosotros hemos jurado respaldar y respetar la Constitución de cuya conformación participamos en Montecristi.
Se supone que todos trabajamos para el mejoramiento del país y para el bienestar de nuestra ciudadanía. Nosotros no creemos que el escenario de la política deba ser siempre la violencia, la descalificación, el insulto. Esa es una parte de la vieja República, que siempre dijimos que hay que superar.
Una división nunca, o casi nunca, es buena para nadie, aunque siempre existe alguien que le saca partido. En este caso, ¿a quién beneficia esta ruptura?
Solo beneficia a la derecha, a la oposición política. Solo beneficia a quienes quieren el fracaso del gobierno de Alianza PAIS, a quienes quieren el fracaso de la consolidación de los logros de la Revolución Ciudadana y a quienes quieren poner una cortina de humo sobre los procesos de corrupción que se están ventilando.
Usted acaba de mencionar que hay “compañeros (de AP) que están en la oposición al Gobierno”. ¿Les beneficia a ellos?
Hay sectores de Alianza PAIS que, al oponerse al gobierno, al usar todas las descalificaciones posibles en contra del Presidente y de su gabinete, evidentemente están apostando por el fracaso del gobierno. No se puede entender de otra manera, aunque eso sea incomprensible, desde una perspectiva de coherencia política.
¿Han pensado formar otro movimiento político o existe la posibilidad de la salida del presidente Moreno y de su equipo de las filas de AP?
Nosotros somos militantes de Alianza PAIS. Muchos incluso fuimos parte de sus fundadores y nos mantendremos en el movimiento.
¿Cómo queda el bloque de asambleístas?
El bloque de asambleístas tiene una alta participación de legisladores que -de manera enfática- han expresado su apoyo al presidente Moreno y al proyecto. Eso significa tener un reconocimiento de lo logrado, pero también significa tener la apertura para identificar y corregir los problemas. Decir que no hay problemas, que no hay errores, es una actitud arrogante.
Si tener una apertura al diálogo político, al diálogo social, a refrescar las relaciones sociales y políticas, que es lo que está ocurriendo, molesta a algunas personas que creen que el escenario de la política siempre debe ser la confrontación, la violencia verbal, el insulto… ¡Qué pena!
Nosotros creemos que la política puede tener momentos de confrontación, de diferencia, pero dentro de un escenario que convoque al diálogo, al tratamiento sensato, decente y con argumentos de las diferencias que se tengan.
Usted mencionó en la rueda de prensa del martes en la noche que estaban dispuestos a dialogar con Rafael Correa. ¿En realidad considera que pueden llegar a acuerdos entre ambos bandos, teniendo en cuenta todas las acusaciones y palabras que se han dicho en este tiempo?
Nosotros no hemos tenido -en general- palabras grotescas ni insultos. Tampoco hemos acusado a nadie y mucho menos a nuestros compañeros. Y si viene Rafael y quiere conversar con nosotros, hemos dicho que a este país pueden venir todas las personas que quieran y el expresidente Correa no tiene ningún impedimento legal para estar acá. También hemos dicho que no se cierran las posibilidades del diálogo, mucho menos con nuestros compañeros, en el marco del respeto, de argumentos, de pensar primero en el país y después en las personas.
Por otro lado, siempre he dicho que reivindicaré los avances de la Revolución Ciudadana y el liderazgo de Rafael Correa, pero eso no quiere decir que no tengamos diferencias. Hay que tratar, en su momento, las diferencias, a pesar de los insultos y descalificaciones que han existido.
Si Rafael Correa regresa al país, afectaría de alguna manera la situación política del país o la del movimiento AP.
No veo porqué. Él tendrá que exponer sus posiciones, las expresará y nosotros seguiremos haciendo las nuestras y las expresaremos. En una república democrática ese es el juego de la política, dentro del marco del respeto a la Ley y ojalá que dentro del marco del respeto a las personas.
Usted fue parte del Gobierno de Rafael Correa y ahora es parte del Gobierno de Lenín Moreno. ¿Cuál es su criterio respecto a estos dos momentos del poder de AP en el país?
Son momentos distintos dentro de un mismo proceso de transformaciones y hay que saber tener la comprensión y ojalá la madurez para aceptar esos momentos distintos.
Lamentablemente, algunos compañeros de AP no lo han comprendido y no han tenido el menor respeto a este momento distinto, pero cada cual con su responsabilidad frente a la historia.
Como decía Rafael: “hay que respetar la majestad de la Presidencia de la República”, cuando él era presidente. Nosotros decimos lo mismo: “hay que respetar la majestad del presidente de la República, Lenín Moreno”. Lo que vale para el uno, vale para el otro.