
Por Andrea Miño*
“Si nosotras miramos, el mundo se transforma”, así cierra Ruda Colectiva (colectivo de fotógrafas Latinoamericanas) la presentación de una encuesta sobre la participación de la mujeres en la fotografía dentro del evento Women Photograph Workshop. La encuesta busca, desde los números, evidenciar la ausencia de mujeres en los medios latinoamericanos, tanto como narradoras, desde la fotografía, así como en las historias que están siendo contadas.
La falta de voces diversas al momento de narrar historias deja como resultado realidades planas o incompletas que limitan la transformación social. Esa es la premisa con la que Women Photograph realiza anualmente un seminario direccionado exclusivamente a mujeres y a quienes se identifican como no binarios. El tercero de estos seminarios internacionales se realizó en Quito del 12 al 15 de diciembre de 2019. De una aplicación de 300 fotógrafas se seleccionó 50 participantes, 46 identificadas como mujeres y 4 como personas no binarias, provenientes mayoritariamente de Latinoamérica.
Pero, ¿qué significa una fotografía desde las mujeres? Tres fotógrafas participantes del evento cuentan cómo su fotografía propone diferentes perspectivas y representaciones en un espacio donde prima un solo tipo de mirada.
Mayeli Villalba: Afrofeminismo e Identidad
“En Paraguay existen muchas personas que son afrodescendientes pero que no lo saben”, asegura Mayeli Villalba, fotógrafa e investigadora paraguaya, quien a través de la fotografía busca contar historias de identidad y racismo de un Paraguay que silencia la presencia afro de la historia del país. De acuerdo al censo del 2012, en Paraguay 3.867 personas se identifican como afrodescendientes (un 2% de la población), sin embargo, Mayeli señala, a través de su investigación y el trabajo colaborativo realizado con la Asociación Afroparaguaya Kamba Cua, que en el 2007 el censo afrodescendiente realizado por la asociación registró 7.637 personas que se identifican como afrodescendientes. Es lo que Mayeli cataloga como un silencio institucional y estructural desde el aparataje estatal frente a una realidad que no quieren que sea reconocida.
Es por ello que la fotografía, para Mayeli, se ha convertido en una herramienta de exploración frente a la identidad afroparaguaya: “Mi proyecto más importante tiene que ver con una exploración-investigación en relación a la afro-paraguayalidad; soy una mujer afro, tengo la piel bastante clara pero tengo otras cosas en mi cuerpo que me remiten a esa parte de mi identidad ancestral… tengo un vínculo muy estrecho con el racismo aunque después de grande recién pude ponerle nombre a muchas cosas”.
El trabajo fotográfico de Mayeli se enfoca en retratar a personas que se autoidentifican como afrodescendientes y tienen un vínculo fuerte con la memoria histórica-étnica afro. Este trabajo lo realiza con tres comunidades afroparaguayas y con personas que, como ella, crecieron fuera de las comunidades pero que se identifican como afrodescendientes. Como mujer activista feminista, su trabajo cuenta mayoritariamente las historias de las mujeres afrodescendientes, buscando desde el afrofeminismo aquellas experiencias únicas de discriminación y lucha vinculadas al ser mujer afro. “En Paraguay existe una ausencia muy notable de la mujer en la narrativa…casi todo lo que está escrito o narrado en la plataforma que sea está desde el hombre, siento que si todo está contado desde una sola óptica es una dictadura de la narrativa, y creo que eso no es sano…no digo que este mal que los hombres cuenten, tienen que contar porque también existen pero lo que está mal es que solamente siempre sea desde su mirada.”
Mayeli Villalba, fotógrafa e investigadora paraguaya
Mayeli Villalba y su proyecto fotográfico
Mayeli Villalba: reflexiones sobre feminismo
¿Y qué se queda afuera al momento de no escuchar las historias desde las mujeres?
“Creo que se queda fuera muchísimas cosas que tienen que ver con la experiencia, con la piel, con la vivencia, con la intimidad de una situación o de una historia que se está contando…y que solamente se pueden conocer desde la experiencia propia”. Mayeli señala que las miradas son subjetivas y personales, por lo tanto no se podría hablar de una sola mirada de mujer, tanto al momento de contar una historia desde la fotografía como al momento de escuchar las historias de las mujeres fotografiadas; las mujeres blancas, originarias, negras, urbanas, campesinas, señala Mayeli, tienen historias en común pero miradas personales diversas de acuerdo a sus realidades.
Un cuestionamiento común al generarse espacios de debate y reflexión exclusivos para mujeres y/o minorías sexuales suele apuntar a una réplica de discriminación hacia los hombres que no pueden ser partícipes de estas experiencias. Mayeli señala que es importante “encontrarse entre nosotras” no solo para conocer el estado del trabajo fotográfico de otras mujeres sino también porque estas experiencias se convierten en espacios de apoyo emocional, terapeúticos, espacios seguros que permiten a las mujeres compartir experiencias personales que van más allá de la práctica profesional, como historias de violencia y acoso sexual, temas que Mayeli señala como vivencias nuestras: “Cuando vos te das cuenta que hay otras personas que te puedan entender porque te das cuentas que estás atravesada por algo que es tan estructural y tan abarcante, que probablemente si a mí no me pasó alguna de estas cosas sí puedo tener algún tipo de acercamiento a través de mi propia experiencia corporal, o a través de mis amigas, mi madre o mis hermanas. Y eso nos hace generar también un nivel de respeto mucho más profundo, empatía y también la posibilidad de generar solidaridad, sororidad”. De acuerdo a Mayeli, compartir estas experiencias personales puede ser parte de procesos de sanación que permitan desbloquear procesos creativos y potencializar proyectos. Estas conversaciones no se suelen dar en un espacio mixto.
Sara Aliaga: La mujer de pollera, una mujer empoderada
La chola boliviana, una mujer de pollera, bulliciosa, directa, sin filtro, son características que Sara Wayra Aliaga, fotógrafa boliviana, señala han sido históricamente usadas de manera despectiva hacia las mujeres indígenas de Bolivia. “Cholita tenías que ser” es el último trabajo fotográfico de Sara quien, alejándose del fotoperiodismo, busca en las nuevas narrativas procesos más personales. En el reflejo de la chola, Sara busca su identidad y su historia ancestral, cuestionando la significación despectiva que tiene el ser chola y representándola como la mujer que es: fuerte, dignificada, orgullosa.
La relación de Sara con la fotografía viene desde que tiene uso de razón. “He aprendido a revelar fotos antes de leer y escribir”. Ella proviene de una familia de fotógrafos: su padre, sus tíos, sus primos, todos hombres, ejercen el oficio, lo cual también marcó sus primeros vínculos con la fotografía. No es sino hasta la universidad que su relación con la fotografía se da desde sus propios términos: “No es que la fotografía me ha empoderado a mi…(yo) busco mi propio empoderamiento y eso es en cualquier rama, ninguna profesión o persona te va a empoderar. Solo tú te empoderas porque es decisión tuya. Y no es fácil.”
Sara comenta que el empoderamiento personal en un espacio mayoritariamente masculino, como es el de la fotografía, viene con cuestionamientos sobre su mirada. “Cuando tomas esa decisión va a haber muchos obstáculos, críticas, ataques que te van a hacer cuestionar todo el tiempo si estoy haciendo bien mi foto… eso es algo que me ha llevado mucho tiempo asimilarlo porque muchas veces no nos creemos capaces de que podemos hacer algo… siempre va a haber esos cuestionamientos hasta hacerte (sentir) chiquita…. yo busco siempre un cambio, un crecimiento, tal vez los demás no lo verán así pero tampoco estoy buscando que los demás me validen”.
Sara Aliaga: La mujer de pollera
Sara Aliaga comenta sobre los espacios como Women Photograph
Este cuestionamiento no solo es en relación a un estilo o una estética sino también en cuanto al tipo de propuesta visual que pueda generar. Para Sara, es innegable que una fotografía realizada por una mujer muestra otra manera de representar, por lo general, una manera que no victimice ni replique clichés y estereotipos. “Se nota en la semiótica en la que se representa cada foto, se nota la intención que representa cada foto y eso es algo que no podemos seguir negando…. No se puede decir que no hay mirada de mujer. Cuando vemos también fotografías de marchas/protestas (de mujeres) o del 8M se nota esa cierta censura o hasta morbo por parte de los fotógrafos (hombres).” Frente a esta observación la encuesta presentada por Ruda Colectiva señala que el 90% de las personas encuestadas (de una muestra de 60 mujeres y 8 no binarixs) no se sienten representadas por las imágenes presentadas en los medios masivos, y algunos de los comentarios realizados por las encuestadas señalan que: “Prevalece siempre una estética bastante europeizada, con pocas aberturas a la diversidad, a las narrativas intimistas y a las experimentaciones”; y que los medios presenta una “explotación descarada del cuerpo femenino”. Para Sara, esto responde a que desde la fotografía se evidencia el discurso que el o la fotógrafa propone “porque todos tenemos una percepción de una vida…tenemos ciertas cargas culturales, ciertas cargas de crianza que se ven reflejadas”.
Isadora Romero: La importancia del debate y la reflexión
“La fotografía está marcando la historia, nosotros construímos nuestro mundo en base a las imágenes que vemos, que consumimos, si estas imágenes están hechas desde una mirada que generalmente es la de un hombre blanco, cisgénero, obviamente nuestra mirada del mundo va a estar sesgada”, menciona Isadora Romero, fotógrafa ecuatoriana cuyo trabajo fluctúa entre lo artístico y documental, y busca contar el rol que ocupa la mujer en la construcción del tejido social, desde la cotidianidad. Isadora fue una de las organizadoras de Mujerxs Tras el Lente y Women Photograph Workshop.
Isadora señala la importancia de generar espacios en el país que permitan debatir y reflexionar sobre la práctica fotográfica, sobre la presencia/ausencia de las mujeres y de las diversidades, y la masculinización de la industria fotográfica, la cual, finalmente es la que le da forma a la sociedad a través de las representaciones. Por ello la importancia de que Women Photograph realice su tercer seminario internacional en Quito, lo cual permite que se multipliquen las posibilidades que mujeres de países latinoamericanos puedan acceder y participar a eventos de este calibre.
Women Photograph es una organización que nace en el 2017 como plataforma para difundir el trabajo fotográfico de mujeres, generando la posibilidad de que sean contratadas por algunos de los medios más importantes y que su trabajo pueda ser reconocido o premiado dentro de la industria fotográfica. Para Women Photograph esta es una de las maneras en las que se puede irrumpir en un área donde las mujeres representan una minoría como fuentes y como protagonistas de los relatos/narrativas. Desde el 2017, Women Photograph realiza un seguimiento de una serie de conjuntos de datos para analizar las formas en que se contrata y publica a las mujeres fotógrafas en la industria del fotoperiodismo. Si bien los números del 2019 son alentadores frente a años anteriores, en el último conteo realizado de julio a septiembre del 2019 se evidencia aún una gran desigualdad frente a la presencia de fotografías realizadas por hombres.
“Si bien se empieza con mujeres es importante generar espacios para todas las diversidades, queremos finalmente que haya una industria en la que podamos todos identificarnos un poco con la forma en que se está narrando el mundo”, menciona Isadora al momento de recalcar el trabajo de Women Photograph.
Estos espacios también han permitido evidenciar la percepción de las mujeres frente a la fotografía como profesión. “Algo que ha sido interesante en estos procesos de mujeres es que entendemos los procesos de fotografía no como una cosa de carrera en el sentido literal de la palabra, el competir con el otro para llegar en el primer lugar a ganarme el Worldpress Photo y ser la persona más reconocida del mundo. Es entender de qué se trata nuestra profesión, que significan los procesos de tratar con personas, que significa ser compañeras, de cuidar entre nosotras cuando estamos haciendo coberturas, de entender qué tipo de violencia se ejerce sobre nosotras cuando estamos en campo, ese tipo de cosas quizás los compañeros hombres no las están discutiendo.”
La encuesta realizada por Ruda Colectiva, organización a la cual Isadora también pertenece, evidencia cómo el tener un mayor número de estudiantes mujeres en las aulas de clase de fotografía o carreras afines (80%), no se traduce a un número al menos equitativo en el campo laboral o al ganar becas y reconocimientos; esa “presencia femenina” casi desaparece o es nula. Isadora analiza estos datos con las responsabilidades asignadas socialmente a las mujeres, como el tener hijos, dedicarse al cuidado, actividades que se convierten en impedimento para competir a la par con los hombres. Además, evidencia que la industria fotográfica no depende solamente de contratar mujeres fotógrafas sino de una cadena de procesos que determina el trabajo final a ser publicado: puestos de dirección, editores gráficos, directores de galerías, jurados, tutores y mentores, son hombres en su mayoría quienes están en los puestos de poder, y que contratan hombres también para realizar los trabajos en cualquier área de la fotografía. La fotógrafa Miren Pastor señala como ejemplo al primer volumen de los mejores fotolibros de la historia, editado por Martin Parr y Gerry Badger, ( ‘The Photobook: A History’) en donde de un total de 205 fotolibros no hay más que 15 de mujeres, con lo que la representación femenina no llega al 8%. Por lo tanto, estos espacios de discusión, debate y difusión son necesarios y urgentes para evidenciar la presencia de mujeres en los espacios laborales y profesionales, no solo la fotografía: “Si no creamos estos espacios que comienzan a potenciar nuestras posibilidades que han sido relegadas y que siguen siendo relegadas nunca vamos a ver un momento de equidad…a veces siento que los hombres se sienten amenazados…pero es importante también ponerse en el lugar y saber en qué condiciones estamos trabajando”.
Isadora Romero y su proyecto fotográfico
Isadora Romero y la validación
Isadora comenta que criticar la necesidad de espacios exclusivos para dialogar entre mujeres se debe a un desconocimiento de la violencia sistémica que vivimos las mujeres, la falta de oportunidades en varios espacios profesionales, y la importancia de tener espacios seguros y de confianza para dialogar y compartir experiencias traumáticas. Sin embargo, señala que deben seguir habiendo lugares exclusivos para mujeres “que sean lugares seguros que sean lugares donde nos sintamos cómodas pero también hay que empezar a generar espacios donde se hable de esta necesidad de esta inequidad de género con los compañeros hombres y debatir todos y pensar en construir”.
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