Píllaro, el cantón de los diablos
Fotos y texto por Ricardo Guanín
A 2.803 metros sobre el nivel del mar, al al norte de la provincia de Tungurahua, Ecuador, se encuentra la localidad de “Santiago de Píllaro”. Cuna de ebanistas y agricultores, que día a día dan su mayor esfuerzo en su diferentes oficios. La paz y la tranquilidad de un pueblo pequeño se vive día a día, entre sus calles. Excepto, del 1 al 6 de enero. Tiempo en el que los diablos se toman la ciudad.
- A 2.803 metros sobre el nivel del mar, al al norte de la provincia de Tungurahua, Ecuador, se encuentra la localidad de “Santiago de Pillaro”. Cuna de ebanistas y agricultores, que día a día dan su mayor esfuerzo en su diferentes oficios.
- La Diablada de pillareña es una celebración popular que ha crecido con el paso del tiempo y que fue declarada como Patrimonio Cultural Intangible del Ecuador. Según cuenta la historia, en épocas coloniales los indígenas se disfrazaban de diablos, en sus días libres, como señal de rebeldía a las prácticas sacerdotales y al maltrato físico, psicológico, económico y moral que recibían de los españoles.
- Pero esa no es la única historia del origen de los diablos. Para muchos residentes esta tradición empezó por la rivalidad entre los barrios de Marcos y Tunguipamba. Los jóvenes de Marcos se cruzaban a cortejar a las muchachas de Tunguipamba, haciendo enojar a los hombres de este último. Por lo que los “tunguipambeses” decidieron asustar a los intrusos, al usar máscaras del dueño del infierno.
- Aunque los orígenes para muchos son distintos, algo es claro, los diablos de Píllaro son los personajes populares de esta fiesta. Visten atuendos cuya confección es el resultado de mucho tiempo y esfuerzo.
- Sus máscaras son elaboradas artesanalmente, en un molde hecho en bloque de tierra en el que se añaden varias capas de papel couché con engrudo hasta que tome la forma deseada.Una vez seca, se le añaden cuernos y dientes de diferentes animales como cabras, venados, corderos o toros. Estas máscaras pueden llegar a costar hasta 400 dólares.
- Los diablos bailan junto guarichas y capariches por las principales calles del cantón. Para ser parte de estas “partidas” hay que pagar una cuota, ya que con la misma se paga a la Banda de Pueblo que acompañara durante todo el desfile.
- Así, entre tradiciones y leyendas, se desarrolla la diablada pillareña que reúne a decenas de familias de este cantón a formar parte de este evento cultural, que lo disfrutan para propios y extraños.