
Por Daniela Chacón
La crisis de la basura que vivimos los quiteños desde hace ya algunos meses, pero con más intensidad durante diciembre pasado, tiene varias causas e implicaciones. La Alcaldía ha querido deslindar su responsabilidad al señalar que la crisis responde principalmente a que los quiteños producimos más basura en diciembre o a que hemos usado mal los contenedores y por eso los camiones de recolección se dañaron. Y si bien los quiteños tenemos nuestra parte de responsabilidad, la poca planificación, demagogia e improvisación del Alcalde Rodas y su equipo en EMASEO (Empresa Pública Metropolitana de Aseo) llevan la mayor cuota de responsabilidad.
En menos de 4 años de gestión de la actual administración municipal, EMASEO va ya por su cuarto gerente, inestabilidad que sin duda ha contribuido a la crisis. La falta de toma de decisiones de los diferentes gerentes para solventar una situación que ya estaba advertida (de acuerdo a toda la documentación presentada en la sesión del Concejo Metropolitano del 9 de enero de 2018), también jugó un importante papel. Y, finalmente, la decisión demagógica de incrementar el uso de contenedores en la ciudad sin contar con la debida planificación que garantice su óptimo funcionamiento, nos llevaron a vivir un caos al que Quito nunca ha estado expuesto. Al menos no en los años de vida que tengo.
En mayo de 2014 cuando la administración de Rodas inicia sus funciones, EMASEO contaba con un crédito aprobado del Banco del Estado de 22 millones de dólares para empezar a renovar parte de su flota que ya había cumplido su vida útil. Sin embargo, ¡a la nueva administración le tomó 1 año concretar ese crédito! A pesar de que a esa fecha ya se sabía que el 40% de la flota debía ser renovada y que la empresa no contaba con presupuesto para un mantenimiento adecuado de los camiones recolectores.
En el año 2016, la Alcadía decide ampliar la cobertura del servicio de recolección de basura en contenedores del 12% al 40%, un crecimiento significativo que sin duda debía venir acompañado de la compra de suficientes camiones recolectores de contenedores (llamados de carga lateral por el mecanismo que usan) y de una agresiva campaña de comunicación y educación para que los ciudadanos conozcamos el uso de éstos. Nada de esto ocurrió.
Ya en enero de 2015, el entonces Gerente de EMASEO informó a la Comisión de Salud del Concejo Metropolitano (Acta – 2015-01-09) que existían problemas no previstos con los contenedores instalados en el 2014. Primero, se instalaron más contenedores de los que un camión podía operar, por tanto existía ya una presión desmedida sobre la flota de carga lateral. Los camiones se estaban dañando continuamente y no se cumplía con el cronograma de recolección. De allí que desde el año 2015 ya se empezó a experimentar retrasos en el vaciado de contenedores. Segundo, ya se había identificado la mala utilización de los contenedores por parte de la ciudadanía por el depósito de tereques, escombros, etc. Que los contenedores tengan sobrepeso por este tipo de desechos causa más daños en la flota de camiones de recolección de carga lateral. A pesar de estos problemas, la demagogia pudo más. EMASEO, con su presidente a la cabeza, Mauricio Rodas, ¡decidieron ampliar la cobertura de este servicio en más del 200%!
Por otro lado, la empresa ya conocía de sus problemas financieros. Sabía de antemano que le faltaban recursos para jubilaciones y que desde enero de 2017, la Empresa Eléctrica Quito le subiría la tarifa por el servicio de recaudación de la tasa de basura. Y a pesar de ello, se retrasó meses en presentar el pedido de incremento de la tasa de recolección de basura al Concejo Metropolitano que lo aprobó en julio de 2017.
Adicionalmente, el mantenimiento que se estaba dando a los recolectores de carga lateral era insuficiente. Un reporte técnico de junio de 2016 da cuenta que un 40% de las fallas se dan porque no se realizan los procedimientos de manutención preventiva y procedimientos básicos como limpieza, lubricación y otros no se realizan bajo una rutina precisa. Otro 20% de las fallas mecánicas están relacionadas a errores de operación de los conductores por falta de capacitación. Otro 20% porque la empresa opera los equipos manualmente a pesar de que el sistema de estos camiones es electrónico. Y, finalmente, el 20% restante de fallas están relacionadas al exceso de peso de los contenedores.
Llegamos a diciembre de 2017 con una situación insostenible que nos llevó a vivir una crisis sin parangón. Vehículos dañados, falta de renovación de flota vencida, contenerización masiva sin planificación, falta de un adecuado mantenimiento de los camiones de recolección, mayor producción de residuos en las festividades (algo que EMASEO ya debía saber) y mala disposición de residuos por parte de la ciudadanía.
Ahora hay un nuevo gerente de EMASEO y su presencia es bienvenida pero hay que resolver los problemas de fondo. Claramente el modelo de gestión de la empresa debe cambiar y ser más eficiente, pues la sola compra de nueva flota no resolverá el problema. En la sesión de Concejo Metropolitano del 9 de enero presenté mis propuestas al respecto para conocimiento y ojalá aprobación del Alcalde y su nuevo equipo en EMASEO. En primer lugar, se debe reevaluar el proceso de contenerización en la ciudad y se debe parar su expansión hasta no tener la flota requerida. No podemos arriesgarnos a sufrir otra crisis. En segundo lugar, el proceso de compra de nueva flota debe venir de la mano de un buen contrato de mantenimiento y provisión de repuestos, los operadores y mecánicos de EMASEO deben estar debidamente capacitados para operar nueva tecnología. En tercer lugar, se deben sanear las finanzas de la empresa, pues ésta tiene una fuente continua e importante de ingresos por lo que no debería tener problemas financieros. Y en cuarto lugar, se debe realizar una campaña agresiva de educación sobre la recolección de basura y el uso de contenedores.
Sin perjuicio de ello, los anteriores gerentes y el Alcalde Rodas como presidente del Directorio de EMASEO deben responder por su negligencia y la ciudadanía debe conocer a cabalidad el por qué de esta crisis. Es fácil mirar la paja en el ojo ajeno pero si no vemos la viga en nuestro ojo, no se tomarán las medidas correctivas necesarias para que Quito no vuelva a vivir una situación de esta naturaleza.