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Simón Espinosa Cordero: “Una ciudadanía ética es una ciudadanía políticamente ilustrada”.

Por Pablo Torres / Foto Ricardo Guanín

Es cuencano, nació el 8 de octubre de 1928, por lo que actualmente tiene 89 años cumplidos, es jubilado, es miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, presidente de la Corporación Editora Nacional, miembro de la Sociedad Ecuatoriana de Bioética. Hace 25 años ha sido profesor voluntario en el Instituto Ecuatoriano de Investigación y Educación Popular, INEPE.

A pesar de haber tenido muchos trabajos, se identifica más con la docencia, oficio que ha ejercido desde cuando estuvo estudiando el bachillerato en Cuenca. En ese entonces, allá por 1940, fue profesor de los chicos que salían de primaria para entrar en el colegio. Tuvo dos alumnos insignes: Vicente Serrano Aguilar (quien le dio el nombre al estadio de Cuenca) y Ricardo Muñoz Chávez, exalcalde de Cuenca y superintendente de Bancos.

Ahora pertenece a la Comisión Nacional Anticorrupción, representando a la sociedad civil por mandato del Colectivo Nacional de Trabajadores, Indígenas y Organizaciones Sociales del Ecuador.

¿De qué fue profesor durante su vida laboral?

De Deontología Médica en la Escuela Nacional de Enfermería de la Universidad Central, luego fui profesor de Misterio de Cristo en la Universidad Católica, es como teología, luego fui profesor de Literatura Española de la Edad Media en la Universidad Católica.

¿Se ha ido adaptando?

Lo que va pidiendo la vida. Yo me adapto dentro de lo que puedo. Todo ha estado relacionado con la ética.

¿Cuál es la importancia de la ética en la actualidad?

Especialmente para el mundo de hoy, que es un mundo nuevo, de cambios trascendentales para el ser humano, su importancia es la indispensabilidad. Han caído muchas barreras del mundo anterior en que la sociedad se regía. Vivimos una época de la muerte de Dios, en el sentido filosófico, ya no se necesita la fe en Dios o la teoría de Dios para dar sentido a nuestra vida, por lo tanto, somos más autónomos y más libres y esto nos ha remitido más a la conciencia individual, lo cual es bueno, porque nos ha librado de instituciones sobre todo religiosas que en alguna forma nos oprimían. Nuestra consciencia es lo único por lo que Dios nos ha de juzgar, no importa que seas protestante, mahometano, chino, etc.

También nos permite asociarnos con otros en una nueva ética horizontal en la que podemos discutir en comunidad, en grupos de amigos, los problemas de la sociedad, porque, como se decía antes, sesenta ojos ven más que dos, y eso se ha comprobado ahora en los comités de bioética médica en los hospitales, donde se discuten precisamente decisiones médicas de vida o muerte, o en otras instancias donde podemos discutir sobre la justicia social, sobre la máxima expresión de la ética que es la política, que busca el bien común del estado.

Que la ética sea la máxima expresión de la política, ahora parece un oxímoron…

Totalmente, pero en principio como ideal hacia allá debería ir la educación de la ciudadanía. Una ciudadanía ética es una ciudadanía políticamente ilustrada, que tenga en cuenta no solo lo suyo, sino el bien común. Precisamente, el pecado mayor contra la política que estamos hablando es el populismo, porque con ofrecimientos se compra la consciencia y la adhesión de la gente para llegar al poder. Con el populismo se llega a un poder individual absoluto y siempre lleva al abuso, a la dictadura, a la corrupción, porque la tendencia a la corrupción es natural a la constitución humana.

El hombre es codicioso…

Todavía tenemos nuestro cerebro de reptil, que trata de abusar sexualmente, que trata de abusar del poder, que hace de la riqueza un dios que lleva a la soberbia y oprime a los débiles y toma decisiones solamente en vista del éxito, es, como dicen ahora, el winner, el hombre perfecto, y el loser es un desgraciado, un gil.

¿Cuál es el peor vicio de la ética actual?

Cuando hablo del mundo actual, hablo no solo del mundo relativista, del hombre autónomo independiente de Dios y del hombre poderoso por los medios tecnológicos, que incluso pueden llevar a construir un hombre mecánico, tal vez con consciencia, aunque nos parezca imposible. Todo ha sido reproducido. Entonces, con este poder puede venir mucho abuso sobre la vida del que va a nacer. Estamos viendo que una parte de la humanidad es muy rica, una pequeña parte de la humanidad es mil veces millonaria y consume mucho; en cambio, hay la miseria de naciones, un mundo que no tiene oportunidades. Con el tiempo, ese mundo se puede eliminar, porque la comunidad no puede soportar tanto. Se la puede eliminar de distintas maneras, como creando condiciones artificiales de hambre, como se hizo en Biafra.

Ese mensaje ha llevado a las redes sociales, ¿de dónde salió lo de participar en Twitter?

Desde 1981 fui columnista en El Comercio, de donde renuncié cuando empezó la propaganda de León Febres Cordero y nos previnieron para que no le “diéramos mucho” al candidato. Entonces me pasé al Hoy, por ahí en 1984, donde estuve hasta que cerró. También fui columnista en Vistazo y, claro, me ha gustado escribir columnas porque tenía una buena hinchada y también porque podía defender a los oprimidos, hasta que un día me quedé sin voz y hasta ahora ningún periódico me ha invitado a escribir, salvo Vistazo que de vez en cuando me pide algún reportaje cuando se muere alguien importante. Me he convertido en un cronista fúnebre. Entonces comencé con Twitter desde marzo de 2017, me gusta porque es rápido y no tengo que escribir columnas.

¿Tiene un estilo para su cuenta?

Sí, es rimada, a veces sarcástica, lo hago para diferenciarme un poco de cuentas más informativas. Lo que me sucede a mí es que me despierto haciendo rimas, a veces incongruentes, pero eso me ayuda a preparar los textos. Yo sí preparo los tuits porque no se me dan a la primera, no son como un borbotón de agua.

¿Se acerca a las nuevas generaciones a través de Twitter?

He visto que me leen, sobre todo, mujeres, algunos jóvenes, algunos políticos.

¿Las voces jóvenes de la política escuchan su voz?

No creo, es como un picaflor, como un destello de un momento. Donde sí escuchan mi voz es desde la bioética, en los contactos que hacemos en la Comisión Anticorrupción y desde este profesorado del INEPE. Ahí sí creo que estamos formando gente con pensamiento. Por distintas circunstancias, en la Comisión Anticorrupción hemos influido en los jóvenes, con ellos hemos creado un diálogo para ir armando propuestas de grupos y reflexionar sobre la ética de la educación, sobre la ética de la ciudadanía, sobre la ética del poder. En ese sentido estamos influyendo.

¿Cree que es importante que los jóvenes escuchen a los mayores, tal como se hacía en otras épocas?

Citando a los franceses, Velasco Ibarra decía: “Si la vejez pudiera, si la juventud supiera”. Cuando un joven se preocupa de esto, llega un poco a compenetrarse con todo el mundo de la ética, de la política y con algunas cualidades afectivas como la compasión, el respeto, el deseo de experimentar la pobreza. Esas experiencias le abren por dentro y le vuelve humilde. La humildad le vuelve sensato y la sensatez le vuelve abierto a los viejos. Ese me parece que es el círculo. No se trata de que un viejo le predique desde arriba, porque eso nunca ha dado buen resultado y peor ahora que los jóvenes son tan independientes y respondones. A ellos, los viejos les deben dar ejemplo. En Francia, en Italia, en Estados Unidos, en Canadá, en Alemania, hay el voluntariado tanto de jóvenes como de jubilados, que todavía son profesionales capaces de trabajar. Ellos ponen sus capacidades al servicio de la gente que necesita. Esa es como una goma que preserva el tejido social, porque la sociedad se hace con solidaridad. En Estados Unidos hay mucho voluntariado, muchas instituciones son hechas por gente rica para promover aspectos de la ciencia, de la investigación y de las humanidades. No vemos eso en Ecuador, tal vez está comenzando ahora. En el INEPE hemos trabajado en cooperación con la Politécnica Nacional y el exrector, el ‘churo’ Espinosa fue a trabajar para Fe y Alegría. Es un bonito ejemplo que un ingeniero graduado en Berlín, un hombre brillante, fue a trabajar allá a pesar de que podía seguir haciendo dinero.

¿El joven debe escuchar al viejo y el viejo debe darse al joven?

El viejo debe ser voluntario porque así se va a encontrar con voluntarios jóvenes y ahí se va a crear una comunidad de iguales, de afecto. Oswaldo Hurtado, en su nuevo libro, tiene una sección muy importante sobre la sociedad ecuatoriana que es compleja y cambiante. Es solidaria en los momentos de terremotos o de grandes catástrofes sociales, pero no es solidaria en el tráfico, no es solidaria en mantener la ciudad limpia, las paredes limpias. Para estos cambios cívicos se necesita un poco de autoridad, de fortaleza. Paco Moncayo educaba a la gente, escuchaba. Logró sacar a los vendedores de la Ipiales con 265 reuniones con ellos. El Municipio les construyó unas tiendas. Se puede hacer un trabajo de participación ciudadana si es que hay un liderazgo en el estado, en el municipio, en el poder y en la ciudadanía. Eso es lo que falta ahora en Quito, aunque claro, también hay barrios inteligentes de clase media, como La Floresta, donde se han agrupado muy bien y han hecho alianza con el Municipio, entonces se ve un barrio bonito. Por ahí hay que ir trabajando para el cambio de la ciudadanía, por una estética de la ciudadanía que va reñida a la ética.

Pero ya se quitó la ética como materia…

Hay que volver a ponerla, no como una cátedra, sino como sesiones de grupos de chicos y chicas, no más de 15, para que puedan discutir en una charla informal con video y con las posibilidades del mundo moderno. Si se les deja discutir libremente, entonces se ve un gran efecto. Eso se puede hacer con niños, que todavía son buenos chicos, aunque Freud decía que eran “polimorfos perversos”. Se puede hacer debates con temas que les interesa, como el bullying, el aseo, el acoso, la educación sexual. Así concibo yo la enseñanza de la ética para la ciudadanía. Había que hacer una pequeña revolución en la educación del Ecuador y dar un poco más de campo a las humanidades, a la Historia, a la Literatura, a la Filosofía. A mí me parece que en eso deberíamos copiar a la universidad inglesa y a la norteamericana para que haya una mitad del currículo dedicada a esto. A mí me parece que la etapa más importante de formación es el colegio, otros dicen que la niñez. Si se incentiva a la lectura, se dedica a las ciencias y si el maestro educara con cariño y no matara talentos, entonces podríamos llegar muy lejos.

En el mundo moderno se está sacando a las humanidades en favor de otras carreras más lucrativas

Eso es un error, porque un profesional con un fondo de humanidades sería mejor. Un administrador de empresas con un fondo de humanidades sería, incluso, más creativo, porque la imaginación que da la literatura, la música, el arte, es creativa.

Viendo la situación política, ¿cree que vamos por buen camino o hay que corregir el rumbo?

Ciertamente, en lo político hay que corregir el rumbo, porque se necesitan políticos más sensatos, solidarios y más comprometidos con el país. Cómo podemos tener una política de educación para los próximos 30 años, si viene un presidente y quita todo lo anterior. El político tiene que ser una persona que ame al país y no a su ego. Los partidos políticos, que son intermediarios entre la sociedad civil y el poder, tendrían que ser de gente solidaria y no de políticos que llegan, que fundan el partido, son la cabeza y no dan paso a la movilidad social política, para que otro sea el líder y se vayan formando líderes. Un partido político debería formar buenos diputados, buenos concejales, buenos alcaldes, buenos ciudadanos políticos, entonces esa es una de las tareas más urgentes.

Sobre el tema de corrupción, ¿antes los corruptos devolvían el dinero?

Sí había la confiscación, pero tengo entendido que en las dos Asambleas de Correa, la oposición quería hacer una ley para que no haya solo cárcel para los corruptos, sino confiscación de bienes, como hay en España, donde encima les ponen una multa. Pero esta iniciativa no pasó. Habría que luchar por eso.

La confiscación de los valores es parte de la sanción. Si a alguien se le sanciona por asociación ilícita, aquí le dan cinco años y por buena conducta sale en tres, pero si el hombre ha robado por todos los lados, en petróleo, en empresas eléctricas, hay que darle la muerte civil, muchos años de prisión y confiscarle los bienes mal habidos, por duro que sea para la familia. La corrupción ahora repercute en la situación actual, en tantas personas sin empleo. No solo es el robo, sino las consecuencias sociales que provoca. 

¿La crisis actual es por la corrupción, no por el petróleo, no por la devaluación del dólar?

Claro, porque el dólar ha sido factor de estabilidad. Nos ha perjudicado en las exportaciones, pero si hubiera habido una política de ahorro, como hicieron los tres presidentes anteriores a Correa. Había un buen fondo de dinero que Correa dijo que estaba ocioso, pero era precisamente una reserva de dinero que se podía usar al acto, en una crisis, en el terremoto. Ese es el humanismo, no solo se trata de la economía de mercado, que tiene que rendir la plata. Hay que tener una inteligencia compleja. Ojalá que con el tiempo se pueda llegar a una Asamblea Constituyente para deshacer todo este tejido que fue hecho con tanta inteligencia, que todo está previsto, todo está calculado, todo está tapado. Es interesante esta política de mafia para hacer avanzar a los países, pero al mismo tiempo para beneficiarse personalmente. Es como perfecto, hacemos bien, el país progresa y nosotros que somos los factores de ese avance, progresamos extra.

El poder político se cuida a sí mismo…

En todas las épocas ha habido corrupción en el mundo, en Ecuador había casos de corrupción en la Colonia. Nuestra independencia como nación también nació con un acto de corrupción. Lo que se dio el 10 de agosto de 1809 debió darse en la Navidad de 1808; sin embargo uno de los complotados le contó a su mujer, y ella le contó a su confesor mercedario, quien a su vez le contó al presidente de la Real Audiencia y les cogieron presos. Luego les liberaron y se inició un juicio y los patriotas compraron al fiscal de esa época y así quedaron libres de polvo y paja y pudieron hacer un año después la independencia. Este es un caso lindo para discutir con los chicos de colegio.¿Tenían razón al hacer eso?, ¿valía tanto la independencia como para comprar a un funcionario? No importa que no acierten, lo importante es que reflexionen.

¿Cómo ha afectado la corrupción a los adultos mayores?

No se debía tocar al Seguro Social, porque si no se remedia el futuro va a ser difícil. Yo vivo del Seguro Social, también mi mujer y mi suegra de 95 años que vive con nosotros. Todos juntamos lo que recibimos y podemos vivir sin problemas. Pero, por las actuales circunstancias eso puede quebrar y nos bajarán las pensiones.

¿Cuál es la valía del humor en la circunstancia actual?

El humor es la cualidad de reírse de uno mismo sin molestar a los demás, es tener perspectiva de que uno no es el más importante de la sociedad ecuatoriana, de la familia o del barrio. Yo más bien soy satírico, en ese sentido pincho, a veces es injusto, pero a la sociedad quiteña le gusta eso. Tengo bastante sarcasmo, bastante vinagre, pero es algo innato que me ha servido mucho para mis escritos. Es una bendición ambigua.

Yo me quedé huérfano a los cuatro años y medio. Después de cinco años comenzamos a experimentar gran pobreza porque nos comimos lo que nos dejó mi papá, entonces no tuve una imagen paterna con quien identificarme. Yo me defino como un eterno adolescente, que está siempre molestando, a veces me caliento. En mis trabajos he renunciado tantas veces, o sea, en eso no soy confiable. He sido duro, quizás por la ausencia del padre y me he defendido con un duro sarcasmo.

¿Qué decir a los que han pretendido regular el humor desde el poder político?

Uno tiene derecho a ser lo que es, pero si uno con el sarcasmo ha causado un daño moral, entonces se debe aplicar el Código Penal, por eso no creo que haga falta una Ley de comunicación. A muchos periodistas les han enjuiciado; en otras partes, en otros lugares los gobernantes se aguantan, salvo que haya un delito de calumnia. El gobierno en Estados Unidos no prohíbe la sátira, lo mismo en Inglaterra. Aquí se intentó controlar todo.

Al famoso periodista Juan Sincielo, que era un maestro de la sátira, una noche los pesquisas de Velasco Ibarra le hicieron comer un balde de mierda. Había libertad de prensa pero por debajo había mucho control.

A Diego Delgado le dieron una paliza tremenda que casi le matan.

El periodista está expuesto cuando investiga, como pasa en México o en Colombia. Aquí también ha habido algunas muertes.

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