Identidades

Un Romeo y Julieta moderno: la nueva producción del Ballet Nacional

Si prefieres, puedes escuchar nuestro reportaje sobre esta obra aquí

Las personas siempre se han fascinado por diferentes cosas durante sus vidas. Muchas personas toman fascinación en cosas cómo la construcción o la naturaleza, pero siempre habrá personas que encontrarán esa sensación de maravilla en las artes. La pintura, el canto y el baile, por mencionar unas pocas, siempre han estado presentes dentro de la sociedad. Una de las bellas artes más antiguas y más adoradas es la danza. Esta manera de dejar que el cuerpo hable por medio del baile siempre ha cautivado la atención de las personas.

 El ballet es una de las ramas de la danza más complicadas, demandantes y gratificantes. Los bailarines sufren de presión dentro de las compañías y las piezas siempre son complicadas de interpretar. El Ecuador, desde hace 38 años, tiene su propia compañía de ballet. Esta institución, el Ballet Nacional del Ecuador, ha estado preparándose desde enero para adaptar la historia de Romeo y Julieta. Esta versión tiene una diferencia con las anteriores, es nueva y tanto bailarines como maestros están orgullosos de la misma.

Ver la producción en el teatro es una experiencia única, pero lo más interesante siempre será ver cómo se preparó una obra de tal calibre.

Una producción de origen diferente

Todos conocemos la historia de Romeo y Julieta. Dos chicos que se han enamorado y están dispuestos a llegar hasta los extremos para poder estar juntos. Una historia tan conocida debe ser difícil de representar. Las personas tienen expectativas y esperan ver algo que conocen, pero, al mismo tiempo, tener una experiencia nueva. Este es el reto al que se somete el director y coreógrafo de la obra Héctor Sanzana.

Sanzana se ha dedicado al ballet desde hace más de 20 años. Este venezolano comenzó su carrera como bailarín y luego fue escalando poco a poco hasta llegar a ser uno de los directores creativos del conocido teatro Teresa Carreño en Venezuela. Fue en este lugar donde comenzó su carrera en el año de 1989 y ahora es uno de los asesores creativos y gestor de producciones dentro del Ballet Nacional del Ecuador.

La producción de Romeo y Julieta fue un reto para Sanzana. La primera vez que montó la reconocida obra fue en Venezuela. “Es como una tesis”, comenta el coreógrafo. Él cuenta como “para todos los coreógrafos es una meta muy alta, no es un ballet como el Cascanueces”. Para Sanzana, no solo se trata de montarla, se debe tomar en cuenta la dificultad de la musicalidad y el cómo lograr montar las escenas de una manera que transmitan la historia sin necesidad de las palabras.

El primer Romeo y Julieta de Sanzana correspondió a su trabajo de graduación como coreógrafo cuando estaba aún en Venezuela. “Estuve trabajando dos años para que no se pareciera a lo que ya se estaba bailando y fuera mucho más universal”, relata. Sanzana paso dos años madurando sus personajes, sacando su parte psicológica y sacando nuevas escenas tomando en cuenta la literatura y la personalidad de cada personaje dentro de la obra. Todo este tiempo, Sanzana se concentró solo en la parte teatral de la obra y le tomó otro año más poder encajar las piezas musicales con los demás aspectos de la producción.

Cuando Sanzana llegó a Ecuador, gracias a su contacto previo con el director del Ballet Nacional, entró a un ambiente diferente y poco a poco se fue acostumbrando al equipo de esta compañía para que puedan trabajar según sus requerimientos. En esta producción Sanzana considera que la mayor dificultad fue representada en los bailarines. Él tenía un elenco en su mente, pero varios bailarines salieron de la compañía y se vio obligado a reconfigurar todo el elenco.

Todos los bailarines actuales son jóvenes y Sanzana dice que “eso nos preocupaba con Rubén [el director del Ballet Nacional], pero se fue trabajando”. Los roles de esta obra, en especial los principales, son hechos para bailarines con gran experiencia de vida, no solo de ballet. Aún así, se ha hecho la obra con un elenco diferente y esa es la diferencia que tiene esta obra: bailarines jóvenes que añaden otro sentimiento a la obra. Aquí llegamos a uno de los desafíos más complicados dentro de esta obra: la interpretación.

Los roles de Romeo y de Julieta requieren una parte interpretativa que es mucho más dura de realizar en comparación con la parte técnica. Sanzana dice que “todos mis trabajos son completamente teatrales”. Él compara la técnica con la interpretación: “En el ballet la gente siempre ve la niña en puntillas, muy delicadamente baila con su tutú, que es el vestuario tradicional del ballet. Aquí no, [en esta obra] yo quise hacer una parte teatral acompañada con la danza”. Con esto, el maestro Sanzana espera que las personas puedan sentirse algo más terrenal, más real, con la interpretación casi teatral de esta producción.

Estos dos principales, Romeo y Julieta, además de entrenar con el maestro Sanzana, también fueron entrenados por el maestro Luis Aguilar. Él comenzó cuando tenía 8 años y actualmente tiene 70. Ha sido parte de la compañía ecuatoriana dese hace tres años como maestro ensayador. Aguilar recuerda cómo el maestro Sanzana le dio la tarea de reponer la obra y tomar el entrenamiento de los solistas.

Es en esta preparación que el maestro Aguilar hace hincapié en la interpretación de los personajes. Él explica que se “necesita mucho ensayo, mucha dedicación. Tiene que conocer el personaje, leer el personaje (…) mirar otros estilos, otras compañías y cómo interpretan el personaje”.  En todo este proceso, siempre se trata de respetar la individualidad del artista. “No todos interpretan igual Romeo y no todos interpretan igual Julieta. Sobre esto trabajamos”, dice Aguilar.

Aunque la parte de preparación interpretativa es una de las más complicadas, también se debe tomar en cuenta la logística y preparación “burocrática” que viene detrás de una producción de tal calibre.

El director del Ballet Nacional, Rubén Guarderas, dice que ha sido un “trabajo arduo”. Guarderas explica cómo se tuvo que encargar de sacar permisos con varios teatros para las presentaciones y también ha tenido que tomar en cuenta cómo ajustar el presupuesto del Ballet Nacional para lograr la obra, pues por la crisis económica del país, los presupuestos para el ballet se han reducido.

El desafío de la interpretación

            Toda obra tiene una parte teatral que debe ser desarrollada por los artistas que la interpretan. Esto siempre ha sido un reto para los bailarines, que suelen concentrarse más en las técnicas y los pasos a realizarse. Sanzana dice que aunque siempre se trabajará con los mismos pasos, la obra jamás será la misma. “Uno siempre refresca o mejora la producción o coreografía”, recalca.

Los bailarines saben desde un principio lo que se espera de ellos. Aguilar comenta que desde el principio de la producción los bailarines eran conscientes de la presión, que es tanto en técnica como la interpretación, y aun así “ya están acostumbrados a que les exigimos y en el caso mío, que trabajé con solistas, encontré una madurez más desarrollada que en otras ballets. Ellos sabían la presión que tenían”, recuerda el maestro.

            Analizando los papeles principales, Romeo y Julieta, se puede ver que ambos son complejos y difíciles de interpretar. Ambos personajes cambian muchísimo durante la tragedia y esto debe ser visible para el público. Si las emociones no llegan hasta la audiencia, la obra no funciona.

            Es en este momento donde conocemos a los bailarines principales. La encargada de interpretar a Julieta es la venezolana de 22 años Radharani Persuad. Ella llegó a Ecuador hace dos años y lleva practicando el ballet clásico desde que tiene 7 años. “Dentro de mi sabía que era el ballet”, dice ella mientras recuerda cómo siempre le fascinó el baile desde muy pequeña y pidió a su madre que la pusiera en lecciones de ballet. Se graduó a los 17 años de la escuela de ballet y poco a poco fue escalando. Comenzó siendo cuerpo de baile y ahora es la bailarina principal de esta producción.

Para Persuad, este papel es uno de sus primeros como protagonista. Una vez que consiguió el papel de Julieta, Persuad se dejó absorber por la obra. Como parte de su preparación para el estreno, ella grababa sus ensayos para poder revisar sus errores y corregirlos. También revisaba presentaciones de diferentes compañías para poder aprender de las interpretaciones de otros bailarines.

            Todo esto lo hizo durante casi dos meses, que fue el tiempo que tuvo para prepararse. Persuad confirma lo que ya se ha dicho: la interpretación es lo complicado. “Cada papel es diferente, pero este es como un reto, porque tiene de todo. Por ejemplo, las otras obras que hemos hecho es más sencillo porque es un solo personaje de principio a fin. En este soy una niña inocente al principio, mis padres, por la época, me quieren imponer un hombre y yo solo quiero jugar con la muñeca. Luego me enamoro por primera vez, [después] es la enamorada, la primera vez en la que está la sexualidad y luego el drama. Es como muchos roles y muy seguidos”.

Es la primera vez que Persuad interpreta a Julieta y eso solo aumenta la presión. Esta bailarina tuvo una “crisis” cuando se enteró que ella iba a ser la Julieta del primer elenco del nuevo montaje o, como se conoce en el mundo teatral, remontaje. “Es emocionante, pero es más responsabilidad al ser tú la primera porque es el remontaje”, explica Persuad. “Toda la presión está en ti porque es el estreno”.

            Ese tipo de presión también la llegó a sentir el bailarín que interpreta a Romeo: Jorge Wade. Él es un bailarín mexicano que llegó a la compañía hace cuatro años como cuerpo de baile.

            Al principio, Wade había sido escogido para ser Paris, el prometido de Julieta. Wade encajaba con el prototipo físico del personaje de Paris, pero, al momento de comenzar los ensayos, se decidió hacer el cambio de papel.

            Al igual que Persuad, él estaba feliz por obtener el rol, aunque el nerviosismo no faltaba dentro de sí. “Que hagas las cosas, que estés erguido, que te veas bien no influye. Que tu tengas técnica no ayuda en 100% al personaje. Influye como te mueves, como transmites, si puedes llegar al público”, explica Wade. Él dice que, como artista, tiene miedo de no poder llegar al público. Al tener una mayor libertad en expresión artística, ya que la obra es teatral, Wade siente la presión de que las personas puedan casi sentir la obra.

El drama dentro de esta obra es muy fuerte y el maestro Sanzana, según Wade, ha tomado la literatura, la tragedia original, muy en serio. Es por ello que la obra está casi calcada de la original, aunque sí se ha notado algunos cambios especialmente en el nivel de dramatismo. “La escena de las batallas es muy explícita. Las espadas, las muertes… la escena donde Romeo mata a Teobaldo (…) el drama que existe allí es demasiado fuerte”, dice Wade. “Aquí se hizo ese minúsculo detalle de que da el drama total e intenso donde Julieta logra despertar cuando [Romeo] está agonizando por el veneno. Esa parte es muy intensa, muy fuerte”.

Gracias a todas estas escenas y retos de interpretación, Wade ha ido aprendiendo más de su personaje e incluso de sí mismo. “[He aprendido que] las cosas tienen un fin y una naturalidad”, confiesa. “Hacer un análisis introspectivo, interno, donde tus sentimientos salen a flor de piel”. Todo esto es parte de lo que Wade ha sacado de la obra y ahora trata de no preocuparse tanto y conectarse más con sus emociones ya que eso es lo que ocurre con Romeo.

El personaje de Wade contrasta completamente a su propia personalidad y eso también ha dificultado que él pueda desarrollarlo. “Entre el trauma de aprenderte la coreografía rápido y el reto interpretativo yo estaba que me temblaban las piernas”, recuerda. Le hubiera gustado tener más tiempo para sacar el personaje, pero el piensa que se ha logrado un gran trabajo gracias a los maestros y, además, se ha enriquecido de este personaje.

            Un personaje tan soñador como Romeo hace que las personas, según Wade, se identifiquen con el sentimiento de enamorarse de alguien y querer dejarlo todo por esta persona. Toda esta experiencia a logrado que Wade se pueda sensibilizar y tiene una perspectiva diferente de muchas cosas en general.

La necesidad de marcar una diferencia

El maestro Sanzana siempre ha querido impresionar con sus obras, ya sean de ballet o de ópera. ¿Cómo logras impresionar a las personas con algo que se ha hecho y re-hecho miles de veces? Esta era la tarea que recaía no solo en Sanzana, también caía en los demás maestros y en los bailarines.

Desde la fundación del Ballet se ha hecho un trabajo de “educar al público”, según el maestro Aguilar, para que asistan a espectáculos como el ballet. Este trabajo lo ha hecho “es una labor que se ha hecho muy arduo de darle un poco de conocimiento al público y ya el público es así. Tenemos un público [con el cual] llenamos la casa de la cultura”, narra él.

            El teatro siempre está lleno en las presentaciones del ballet y hay varias personas que llegan a repetirse o que son constantes en todas las presentaciones, según Guarderas. La presentación de Romeo y Julieta en la Casa de la Música y la Casa de la Cultura se llenaron e incluso se han agotado las entradas para las últimas funciones.

            Al final del día, el Ballet Nacional ha logrado llamar al público con esta obra sin importar las veces que se haya hecho. ¿Por qué? Porque esta producción es diferente y siempre habrá algo nuevo que ofrecer al público, ya sea de parte de los bailarines o de la producción de la obra en general. Romeo y Julieta es inmortal y, aunque muchos no lo crean, es una historia que seguirá importando por mucho tiempo y esta nueva producción la introduce a las nuevas generaciones. [

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