Villavicencio: “Confío en Moreno, pero no en quienes lo rodean”

Por Reinaldo Endara
Durante los últimos 10 años, ha sido uno de los mayores denunciantes de irregularidades en la gestión del Estado, lo que lo convirtió en blanco de críticas, procesos judiciales y hasta el auto exilio… él dice haber vivido una persecución política a todo nivel.
Fernando Villavicencio ha denunciado casos como el de Odebrecht, Refinería del Pacífico, contratos petroleros y otros, con base en extensas investigaciones periodísticas, que resultaron ser ciertas y que pusieron en más de una ocasión en incómodas situaciones al Gobierno de Rafael Correa.
La Caja Negra dialogó con este personaje público, sobre lo que ha motivado y motiva sus investigaciones, su situación personal luego de esta década compleja para su vida personal, su lectura política del país, sus planes a corto plazo, entre otros temas.
A usted se lo identifica como uno de los mayores denunciantes de irregularidades del Estado y esto le ha traído algunos costos a su vida. ¿Cuáles son esos costos y cómo los ha sobrellevado?
El objetivo principal del periodismo es buscar la verdad y la verdad es un instrumento poderoso para la sociedad. Quien está detrás de la verdad, se enfrenta con el poder; y lo que mejor sabe hacer el poder es perseguir a quién la busca.
Yo he sido víctima, durante 10 años, de una forma sistemática y organizada de persecución del gobierno de Correa, que utilizó todos los instrumentos de los que se puede valer el poder: justicia, medios, Policía, Fuerzas Armadas, la capacidad de distorsionar la verdad, la calumnia…
¿Cómo ha sobrellevado estas situaciones?
El correísmo siempre se movió en los excesos, rebasó incluso los límites de la lucha política, exageró, porque se ensañó y no solo conmigo. Yo no hice política, yo hice periodismo, investigación desde el comienzo, porque el régimen me condujo a la necesidad de defenderme y en mi defensa tuve que recurrir a lo que sé hacer, a lo que aprendí a hacer mejor, que es hacer buen periodismo y a descubrirles las costuras, los agujeros negros, en los que ellos pretendían esconder sus fechorías.
Y claro, esto trajo un costo durísimo, no solo en lo individual, sino a mi familia. Familiares míos que trabajaban desde hace mucho tiempo en el sector público -casi todos- fueron separados de sus cargos. Mi familia, que es de clase media baja y tenía pequeños negocios, fue acosada. En lo personal, no me permitieron trabajar de ninguna forma: ni en el sector público ni en medios de comunicación formales, por lo que tuve que conformar -con algunos colegas como Juan Carlos Calderón- el portal Plan V, luego Focus y hemos trabajado en una especie de horizontalidad periodística desde los medios digitales.
Además de esta defensa a través del periodismo, ¿qué motiva y cómo empieza esta encrucijada de denuncias y por qué continuar?
Yo trabajé un caso grande antes del gobierno de Correa, pero cuando ya asumió el poder, Alberto Acosta me pidió que asesore una comisión y lo hice. Esa comisión investigó el mismo caso del campo petrolero denominado Palo Azul, con Petrobras.
Este caso me llevó a conocer personalmente a Rafael Correa en Carondelet, en junio del 2007, con la comisión de técnicos del sector petrolero, en la que se presentó un informe pidiendo la caducidad del contrato con la empresa brasileña. Ahí empieza mi vía crucis, porque Correa, pese a reconocer que era una demanda justa, privilegió el acuerdo que tenía con Lula da Silva y de esa manera protegió a Petrobras, en un escándalo de $ 2.500 millones en contra del estado ecuatoriano.
No lo decía yo, había ya un proceso penal de la Fiscalía General del Estado, y lo que hice fue llevar el caso a Fiscalía y Procuraduría. Ahí empieza el odio de Correa, su persecución y la de Galo Chiriboga, porque Chiriboga era presidente de Petroecuador y estaba involucrado en este caso y por eso -entre otras razones- es que Correa lo nombra Fiscal… porque Correa lo nombró.
Ahí empieza mi tragedia y mi mayor hazaña periodística, porque no tenía ninguna forma de defenderme del correísmo en los tribunales de justicia. Estoy seguro de que si yo conseguía a Jesucristo como mi abogado, igual perdía todos los juicios, porque el expresidente tenía controlado desde el Presidente de la Corte, pasando por el exfiscal y hasta los porteros. La única manera que me quedaba era el periodismo y me metí de lleno a buscar información.
Luego sucedió un hecho muy doloroso en lo personal, cuando allanaron mi casa, en la Navidad del 2013, bajo una acusación infame de que supuestamente había hackeado las cuentas de la Presidencia. No lo han podido probar, entonces ahora me acusan de haber difundido información presuntamente reservada.
Llegaron a la casa a medianoche, con un pelotón de 15 hombres armados y encapuchados, con ametralladoras y fusiles largos, y más de 10 agentes fiscales y me acusaron de ser agente de la CIA. Mi hijo tenía un año y medio. Recuerdo los gritos de dolor… rompieron todo. Ese rato hice un compromiso: las lágrimas de mis hijos no caerán en el suelo y me voy a vengar civilizadamente de todos los que hicieron esto y continué mi trabajo apasionado del periodismo y dije que les iba a ganar la batalla, dije que ellos iban a ir a la cárcel antes que yo… y se está cumpliendo. Ellos están en la cárcel.
Funcionarios del gobierno anterior dicen que ellos denunciaron y lucharon contra la corrupción, pero muchos de los casos que dicen haber denunciado, fueron destapados por usted. ¿Cuáles son esos casos?
Empecé en 2009. El tema de Petrochina lo denuncio desde el 2009; el tema de la Refinería del Pacífico y Yasuní, desde el 2008. No son elementos nuevos, lo que pasa es que la prensa estaba silenciada y muy pocas voces actuábamos.
Todas las aristas se cierran y se juntan las fichas del ajedrez cuando publicamos una serie de reportajes sobre la Refinería de Esmeraldas. Este es el elemento que desquicia al correísmo y con el que se le quita el gran velo. El gran reportaje fue el que probó que Álex Bravo -que era quien manejó los negocios de la Refinería de Esmeraldas y la repotenciación, y luego se convirtió en gerente de Petroecuador- tenía cinco empresas en Panamá y contratos.
Esta investigación no se origina en los Panama Papers, sino en una investigación mía, porque los contratos de Bravo no estaban en Mosack Fonseca, sino en otro estudio jurídico. Ese es el primer gran escándalo de corrupción y luego aparece el correo del exministro Carlos Pareja Yannuzzeli, en el que dice que no se permita que ese escándalo pase de Álex Bravo.
El siguiente reportaje fue sobre Carlos Pareja Y. y el proyecto de Refinería Esmeraldas que había empezado en $ 187 millones en 2007 y acabó constando $ 2.200 millones. Lo reveló Focus, con 200 contratos publicados. Luego se tumbaron los portales digitales donde publicamos, para impedir que el país conozca el escándalo de corrupción de la Refinería. Ese fue el gran caso.
En 2015 publiqué la trama de Odebrecht y revelé, por primera vez, las cuentas de Ricardo Rivera, José Alvear, la empresa Glory International de Hong Kong y su relación con Jorge Glas y Tomislav Topic.
Nos acusan y ese reportaje queda abandonado y, en 2016, de nuevo en Focus, publico la trama de corrupción de Tomislav Topic en el caso del cable submarino, con las transferencias de cuentas… El Telégrafo desplegó una gran portada y dos páginas interiores diciéndome calumniador. La justicia, muda; la prensa, muda; solo dos portales combatiendo desde la soledad.
Ese es el segundo gran caso que condujo a Glas ahora a la cárcel.
Llama mucho la atención su reciente acercamiento a José Serrano, de quien usted también ha sido crítico, para entregarle denuncias de corrupción en contratos petroleros. ¿Se puede entender que está dispuesto a “pasar página” en sus relaciones con personas que fueron parte del gobierno anterior o es un acercamiento casual?
Me exilié en Perú porque había una orden de prisión injusta en mi contra, porque me perseguían los correístas, con todos los nombres y apellidos, y casi todos esos nombres están en el gobierno de Moreno, convertidos en morenistas.
Cuando regresé, lo primero que hice fue presentar la denuncia sobre el que considero el mayor caso de corrupción, que es esta deuda pública de $ 18 mil millones contratada con China y Tailandia, que se paga con petróleo descontado, en el que hay un perjuicio de $ 2.400 millones o más al país.
Regreso a Ecuador, porque el presidente Moreno da un giro inesperado, anuncia una lucha frontal contra la corrupción y pide a los ciudadanos que conozcan de casos que los denuncien. Vengo al país con orden de captura, regreso porque no soy culpable y a encarar al gobierno para que diga por qué me persigue y que la prensa y la oposición digan por qué se han callado. Sigo siendo un personaje muy molesto para ellos.
Luego entregué la denuncia en la Fiscalía, han pasado dos meses y medio y hasta ahora el fiscal Baca Mancheno me ha llamado a reconocer mi firma.
Segundo, el presidente Moreno me llama. Nos reunimos durante dos horas y media. Me recibió bien y me pareció una muestra de un hilo de libertad y significa que ese tiempo oscuro, de persecución, de silencio del correísmo estaba cambiando. Incluso en lo personal, el trato de Lenín Moreno es radicalmente diferente al de Rafael Correa.
Me pidió que me reúna con el ministro de Hidrocarburos y que le entregue toda la información, porque ellos son los encargados y, efectivamente, a semana seguida me reuní con el ministro. Conversamos bastante y le entregué 136 cuerpos de documentos de pruebas de corrupción del sector petrolero. Le entregué la denuncia formal y me puse a su absoluta disposición.
Luego hablé con el Contralor y finalmente, tenía que entregar esa información, porque es mi deber como ciudadano, por mis convicciones y por un mandato constitucional, al principal órgano de poder que es la Asamblea Nacional, para que acaben 10 años de silencio e inacción y se disponga un proceso de fiscalización.
Hubo otro gesto de apertura que yo no esperaba, de José Serrano.
En lo personal me duele, a mis hijos, a mi familia. Nos duele, pero primero está la patria y a la patria también le duele. No es solamente Villavicencio, son millones de apellidos a los que se les sacó plata del bolsillo. Lo que pasa es que no se han dado cuenta. Uno está preocupado cuando le roban el celular, pero no se dan cuenta cuando les están robando el petróleo, porque hay esa idea equivocada de que los recursos naturales no son nuestros -de los ciudadanos- sino del Estado. No, son nuestros.
Si el señor José Serrano, que otrora me veía en otra condición, me hace pasar a su despacho, se legitima y se compromete a avanzar en un proceso de investigación, yo digo: bienvenido sea, por el país.
El resto, ya llegará el momento de arreglar.
En esa reunión con Lenín Moreno, ¿de qué nomás hablaron?
Él habló de poesía. Entiendo que le apasiona un poeta español Miguel Hernández y declamó algunos poemas. Yo también, pero del peruano César Vallejo.
Es decir, hubo tiempo para hablar de temas personales y de cultura. De cómo me fue, de qué sentí, qué significó para mí y para mi familia la persecución. No hablaba con el presidente, sino con un ser humano interesado en mis temas y los del país.
Él también me contó de su familia, de cómo le había molestado una investigación que publiqué sobre un contrato que recibió una empresa de su yerno, pero le dije que era algo que tenía que hacer. No estaba enojado y ese es el tipo de gobernante que uno espera, que te diga: “investígame” y deja a los periodistas en libertad para hacer su trabajo, no para hacer lo que quieran, sino para hacer las cosas y hacerlas bien.
En un momento también fue como estar en una estantería de supermercado, en la que él sacaba un caso de corrupción y yo sacaba dos, y era tenaz y vergonzoso estar hablando de un país sumido en eso. También me dijo que siga con más investigación, con más periodismo y que no me venda.
Pude haberme vendido, pude haberme callado, pero prefería honrar a mis fuentes, porque hay decenas de ciudadanos -algunos que no conozco- que me han dado un montón de información. En mis investigaciones hay centenares de ciudadanos honestos que trabajan en el sector público y cada cifra de la que yo hablo representa a esa fuente.
El 99% de ecuatorianos son decentes y honestos, pero hay una banda de pillos, que se hacen pasar por políticos.
¿Cómo entiende estos gestos por parte del presidente Moreno, de José Serrano, del ministro de Hidrocarburos…? Después de todo hay un proceso judicial aún en su contra, por el que está obligado a utilizar un brazalete electrónico.
Ellos querían tapar el sol con las manos, con una ley de comunicación mordaza, con un estado de propaganda. Tal como dijo Eduardo Mangas en el audio que yo mismo filtré: “lo que dijo el tenebroso Villavicencio es cierto”. El poder sabe que todo lo que yo he dicho es cierto y me perseguían, porque sabían que era cierto. De no haberlo sido, no me hubieran parado bola. Habré cometido errores pero la mayoría de mis investigaciones son ciertas.
Lo que está haciendo el poder ahora es reconocer la validez de las investigaciones y a lo mejor también quieren darse un baño, se están lavando, y está bien que lo hagan. Lo que se espera es que la Asamblea salde la deuda que tiene: 10 años de encubrir la corrupción. Si lo hace Serrano, él será reconocido por el país. Tiene que iniciar un proceso de fiscalización de la más grande trama de corrupción de los negocios con China y Tailandia.
¿Confía usted en el Gobierno actual y en su discurso de lucha contra la corrupción?
Yo confío en Lenín Moreno. Hablé con él, le vi a los ojos y sentí que era un ser humano comprometido.
No confío mucho o casi nada en muchísimas personas que lo rodean. Si él quiere tener un gobierno éticamente exitoso para él y para el país, debe hacer primero una cirugía en su entorno, para luego hacer la cirugía contra la corrupción y claro, la gran cirugía se va a dar luego de la consulta.
¿Por qué luego de la consulta?
Hay preguntas claves, como la posibilidad de que la ciudadanía, de que los mejores cerebros y talentos de la sociedad civil, tomen el Consejo de Participación Ciudadana y Control (CPCCS), en el sentido democrático. No permitir que un acuerdo de partidos y de los grupos de poder lleven a los mismos de siempre a ese Consejo.
La ciudadanía debe tomarse el CPCCS y a partir de marzo del 2018 empezará la auténtica cirugía mayor, la auténtica lucha contra la corrupción y la impunidad. Yo votaré sí siete veces.
¿Cómo entender que haya ese discurso contra la corrupción y que usted -como lo acaba de decir- confíe en la persona de Lenín Moreno, pero que este proceso que se sigue en su contra, justamente por denunciar actos de corrupción, siga avanzando? ¿Cómo empatar eso?
Yo llevo este grillete en el tobillo como una muestra de lo que fue el correísmo y de lo que sigue siendo ese correísmo que quiere sobrevivir en el gobierno actual. Es decir, esa expresión de dictadura facha, de discriminación, de persecución…
Todavía hay fantasmas que quieren sobrevivir con Moreno. Este grillete a mí ya no me perturba, lo siento casi parte de mi sangre y de mi pierna. Para ellos es el dolor, ellos son los que cargan este estigma: la Corte de Justicia, los jueces que me pusieron. Me da pena de esos jueces, porque luego ellos tendrán que responder.
Hay que dejar claro que aquí no hay perdón ni olvido, aunque me reúna con ellos, no va a haber perdón. Voy a seguir juicios y estoy en procesos internacionales y voy a demandar al Estado y a Correa aquí. Él tendrá que devolver no solo la plata que se han llevado, sino que tiene que devolverme los casi 50 mil dólares que le quitó a mi familia y le voy a hacer devolver con intereses y en la cárcel. No es que se va a Bélgica y a otro país y ahí se acaba todo.
Al menos de mi parte no va a haber perdón, porque el país ya ha perdonado 200 años y por tener esa capacidad casi religiosa de perdonar es que estamos donde estamos. El país no puede seguir perdonando a sus verdugos.
Menciona que va a seguir juicios al Estado y a Correa, pero ¿confía usted en la justicia local, después de todo lo que acaba de decir?
Cuando la sociedad dice que confía en la justicia es que no confía en sí misma. Quién hace la justicia es la sociedad. Cuando el aparato de justicia no funciona, la sociedad hace una catarsis, se levanta y la depura…
Entonces la pregunta sería si confía en los jueces…
Confío en mí y en la sociedad, en una sociedad capaz de entender que si la justicia funciona mal, tiene la capacidad y el derecho de depurarla. Hay casos en que los pueblos se levantan y hacen añicos a las cortes. El derecho nace del hecho y es la sociedad la que crea las leyes y los jueces son fantasmas transitorios: sirven a sus amos y se van.
¿Su investigación se limita al gobierno de Rafael Correa o también ha seguido y denunciado casos de gobiernos anteriores?
Mucho antes. Mis primeras investigaciones se hicieron durante el gobierno de Rodrigo Borja y de León Febres Cordero, cuando yo era un joven estudiante de periodismo. En el gobierno de Jamil Mahuad trabajé en Petroecuador y ahí hice mis aportes en contra de proyectos con las compañías Occidental y otras, por lo que me sacaron de la empresa. No es que me haya limitado a investigar al gobierno de Correa.
¿Investigará y cuestionará también la gestión de Moreno?
Por supuesto. Estoy haciendo nuevos temas en Focus. El periodismo no puede basarse en el color o el tipo de gobierno que está y hoy con mucha más razón, porque sí hay una mayor libertad para hacer el trabajo.
Algunos de sus detractores afirman que su agenda está marcada y que es financiada por gobiernos o por agencias de inteligencia extranjeras, lo que usted ha negado. ¿Cómo financia sus investigaciones?
La única forma que tuvo Correa para descalificarme y a otros detractores de su gobierno fue que nosotros representamos a la Central de Inteligencia Americana y al imperialismo malo, al de Estados Unidos, porque el otro imperialismo, el chino, es bueno para él. Antes se llevaban 10 centavos de dólar por barril los norteamericanos, pero ahora los chinos se llevan 4 dólares por barril, pero para ellos está bien.
Aspirar a trabajar en la CIA o en las agencias de inteligencia del mundo es realmente algo de lujo, porque hay que tener talentos muy especiales que muy pocos los tienen. Luego, si trabajara para la CIA, no viviera arrendando un departamento. Debería estar muy bien económicamente y no es así.
Me han acusado de trabajar para Chevron. Cuando estuve en el sector petrolero, fui el primer en invitar a la prensa nacional para que conozca las piscinas contaminadas por Chevron-Texaco; y si alguien ha estado en contra mía ha sido Chevron.
Si no, vean las entrevistas que me ha hecho desde Argentina, Jorge Lanata, sobre el tema de Chevron en ese país. Solo a Correa se le puede ocurrir que trabajo para Chevron, porque filtré información de que ellos contrataron a un estudio jurídico que trabajaba para Chevron. Para ellos, 2+2 es igual a 3,5. Esa es su lógica, por eso les ha ido tan mal.
También han dicho que trabajo para los Isaías y que ellos me financian, porque según unas flechas publicadas por Orlando Pérez, por ahí está la CIA y un día pasó por ahí Roberto Isaías y se encontró con Villavicencio y entonces Villavicencio trabaja para los Isaías.
Si con ese financiamiento de la CIA, Isaías, Chevron, Guillermo Lasso y todos los demás que dicen que me financian, he investigado y descubierto el mayor “lleve” de la historia -del que la comisión anticorrupción dice son $ 35 mil millones, pero que según mis cuentas casi llegan a $ 60 mil millones, entonces háganles un homenaje.
¿Entonces cómo se financia?
De qué vivo. Tengo un portal que cuesta 60 dólares. La clave es la información y cómo se la maneja. Además, de corazón debo decir mil gracias a centenares de ciudadanos ecuatorianos que me han apoyado: empresarios pequeños, amigos y familiares o cómo cree que he logrado sobrevivir, pese a las limitaciones.
No tengo una casa, vivimos con las justas, mis hijos estudian en colegios en los que se paga muy poco. No tengo un seguro médico.
Mis ingresos bordean los 1.800 y 2.000 dólares. He vivido de la solidaridad y mi trabajo periodístico. Por ejemplo, muchos empresarios que tienen negocios se han negado a pautar publicidad en mi portal, porque tiene miedo de que les cierren el negocio. Entonces lo que han hecho algunos es decirme: “mira, te puedo ayudar con 300 o 500 dólares durante un año”. Yo digo gracias y continúo.
La otra fuente de ingresos han sido mis libros. He publicado -durante el Gobierno de Correa- cinco libros, que he financiado con el amigo de la imprenta, que los imprime y luego, cuando ya se venden, le pago.
Se ha mencionado en redes un apoyo a una posible postulación para Contralor General del Estado. ¿Le interesaría ese cargo?
No, yo voy a seguir con mi trabajo periodístico de investigación. Me han ofrecido lanzarme a algunas dignidades, pero no me interesa.
Pero fue candidato a la Asamblea, aunque no dieron paso a su postulación…
Encabezaba la lista de CREO aquí, porque me pidió Guillermo Lasso y más lo hice porque quería protegerme con la inmunidad. Si se hubiera dado, este rato yo estuviera en la Asamblea. Gustavo Baroja impugnó en mi candidatura y no saben qué hubiese hecho en la Asamblea, si sin tener inmunidad he hecho lo que he hecho, imagínense.
Pero bueno, como dicen -Dios sabe lo que hace- y ahora estoy aquí. Les he dicho a mis amigos y a mucha gente que yo podría ser útil donde sea y como sea, y creo que sería bastante útil adentro o afuera del Consejo de Participación Ciudadana.
Si en una remota posibilidad me permiten ir al CPCCS entregaré mi biblioteca, que son 8 mil PDF’s de casos de corrupción. Creo que ahí haría un muy buen trabajo, porque además es un espacio ciudadano, que no debería ser político.
Si no me permiten entrar, me comprometo a apoyarlos y seguiré haciendo mi trabajo periodístico con Focus, porque es lo más bonito que me ha pasado, tener miles de amigos, ir a tomar un café y que me digan: “señor Villavicencio, yo le invito ese café” o ir a hacerme exámenes y pedir que me hagan uno y me hacen 12 sin cobrarme.
Haber servido y que la gente sepa que un buen periodismo puede ayudar a construir democracia, a construir libertad, a ser un país mejor es lo más bonito.
¿Cuál es su relación con Guillermo Lasso? ¿Usted está afiliado a CREO?
Fue un acercamiento muy puntual. Guillermo me pidió que sea candidato y fue desde el tema ético y contra la corrupción. Me dijo que en su gobierno conformaría una comisión contra la corrupción que quería que yo presida y que pediría a Naciones Unidas que envíe una comisión parecida a la que enviaron a Guatemala y yo no podía decir que no.
Ideológicamente soy mucho más cercano al centro y a la izquierda, pero él me lo pidió y había esos planes, pero no soy afiliado a CREO ni a ningún partido. Antes estuve un tiempo con movimientos sociales, vinculado a Pachacutik, pero no más.
Mi decisión es hacer investigación periodística.
Analizando un poco el panorama político del país, a su juicio, ¿quiénes deberían conformar la terna que debe enviar el presidente Moreno para que la Asamblea elija al nuevo vicepresidente?
Un ser humano, hombre o mujer, bañado/a de lealtad…
Lealtad con quién…
Con el país y con el presidente, en ese orden. Los vicepresidentes siempre son como esa puerta de atrás por donde se entra nomás al poder o el serrucho, como decían en la época de los socialcristianos, porque el vicepresidente, desde que llega, le está serruchando el piso al presidente.
Creo que la persona que asuma ese cargo debe ser profundamente leal con el país y con el presidente, porque -según las revelaciones de Mangas- Glas era el incómodo personaje que representaba esa expresión de abrir la puerta de atrás y entrarse, de inventarse cualquier pretexto y Glas estaba listo para asumir esa función.
Creo que es muy trascendente para un gobierno de transición, como este, lo que pueda pasar con el nombramiento de el o la vicepresidencia.
¿Algún nombre en específico?
Una persona leal, fuera de partidos, éticamente intachable, que no represente a los grupos de poder, como petróleos o telecomunicaciones, las grandes mafias y las cadenas que están atrás, porque lo que se viene es muy grande. La lucha contra la corrupción aún no comienza del todo. Esta escena que hemos visto es un prólogo y aún queda el caso más grande, que es el del feriado petrolero y los negocios con China.
No puedo dar nombres, pero sí puedo decir que de los que están circundando al presidente, ninguno.