Votar sí, votar no: frontalmente anticorreístas

Las preguntas 5, 6 y 7 no tienen trascendencia real. Al menos no dentro de la coyuntura política en la que las tres primeras propuestas de la consulta se asientan.
Lo aparente es que Moreno quiere aprovechar este momento para deshacer de una vez decisiones de su antecesor que no son de su total agrado. Lo oscuro es que el apego de ciertos sectores por temas ambientales, o el rechazo general hacia la llamada “ley de plusvalía” sean la razón verdadera para que esos temas se traten en la Consulta Popular.
Porque si se mira con detenimiento la propuesta de las preguntas 5 y 7, se puede descubrir un apuro ecológico que olvida la quebradiza situación económica y exportadora del país. Apuro que podría deberse a la necesidad de seguir captando aliados en la carrera contra el “no”.
De otro modo, uno no se explicaría que, con toda la buena intención del mundo, Moreno proponga reducir el área de extracción petrolera dentro del Yasuní. Para el planeta es un respiro, claro que sí, pero agota las posibilidades del país de sostenerse económicamente, más si se toma en cuenta el modelo extractivista que domina hoy el panorama de exportaciones en Ecuador.
Cabe preguntarse, sin todas las reservas del Yasuní, ¿cuánto petróleo le queda al país para exportar? ¿en cuánto tiempo el resto de reservas estarán agotadas?
Caso similar ocurre con el tema de la minería. Si el “sí” gana, la posibilidad de ampliar los yacimientos de exportación minera se reduciría notablemente, y con eso quizá los ingresos del país. Y nuevamente pasa que desde el punto de vista ecológico eso sería una gran noticia, pero económicamente quizá acarrearía pérdidas para el país.
Ambas decisiones demuestran un aparente pragmatismo político que logra vincular más sectores a la propuesta del Ejecutivo. Pero el pragmatismo, a largo plazo, podría volvérsele en contra a Moreno, cuando se noten las bajas financieras que los cambios en temas de extracción acarrearán, aunque, seguramente, Moreno se dirá que estas no ocurrirán pronto y que es mejor asegurar la victoria ahora y afrontar esos temas después.
En cuanto al tema de plusvalía, la inclusión de ese asunto en la consulta atiende a temas más ambiguos. La reactivación del sector de la construcción es uno de ellos, pues Moreno se ha comprometido a lograr que esa actividad mejore, con lo que, como es bien sabido, el desempleo se reduciría.
Pero en los cálculos del presidente hay más: el golpe que significaría esto para Rafael Correa sería uno de los políticamente más certeros que Moreno le pueda dar, pues la ley contra la especulación de tierras fue una de las más encarnizadas luchas que dio el expresidente en el último tiempo de su período.
Así que más allá de las intenciones altruistas de estas preguntas, el aglutinamiento de antipatías contra Correa debería ser tomado como la razón de peso para que estas tres preguntas existan.
Si Moreno quiere ganarle la batalla a su antecesor, debe hacerlo en todos los ámbitos. Y castigarlo de esta forma, más allá de arrebatarle la posibilidad de reelegirse, sería asestar un puntapié en algunas de las más grandes conquistas logradas por la Revolución Ciudadana de la década anterior.